Una mujer recorre una obra en construcción. Por su casco blanco sabemos que es la jefa. Dispuesta a realizar su trabajo recorre las instalaciones con la familiaridad y decisión de quien lo hizo toda su vida. Con agilidad termina su tarea y se sube a su camioneta -con anteojos negros y el taco en el acelerador-, lista para seguir camino y mostrarnos su vida. Así descubrimos a Canela, la protagonista de la opera prima de Cecilia Del Valle.
La realizadora rosarina durante varios años documentó la vida de Canela Grandi Mallarini, una arquitecta y docente universitaria que a los 48 años realizó su cambio de género. Tenemos acceso a los aspectos más generales de la rutina de Canela, como su trabajo en las obras, en su estudio o en la facultad, en la visita a los comercios donde compra ropa y, también, a la cotidianidad con su familia, la intimidad de su hogar, y las recurrentes visitas a profesionales de la salud para evacuar dudas respecto del proceso de transición y hormonización.
El relato está anclado en el presente de Canela y en la inquietud de realizarse, o no, una operación de reasignación de sexo. Ella expresa el profuso anhelo de encontrarse en el cuerpo que posee. Pero el miedo a la soledad, la falta de quien la cuide en la convalecencia y la inestabilidad económica se convierten en los principales obstáculos. Con esta duda como motor de la acción, Canela se entrevista con médicos, psicólogos, amigos y familia en busca de un consenso para ver si debe y/o puede realizarse la intervención. No se nos revela mucho del pasado de Canela, solo lo necesario para comprender sus condiciones actuales. Pero a través de una crucial conversación que mantiene con su psicóloga, sabemos que durante muchos años solo ha trabajado para mantener y dar soporte a otros, siendo la cuidadora y proveedora principal de su familia, rol del que no se pudo desmarcar hasta hoy. En la actualidad cuida de los adultos mayores de su familia y de sus hijos, aunque éstos ya sean grandes. Esta es la razón por la que le cuesta tanto pensarse en una posición inversa, donde ella sea paciente y necesite el cuidado de los otros.
Canela construye una nueva identidad cuando la mayoría ya da la vida por sentada, por eso su historia merece ser narrada. Edifica una personalidad fuerte y se permite habitar el mundo en plenitud, disfrutando de su segunda vida. Del Valle genera un retrato íntimo que permite convivir y acompañar el ritmo de la protagonista, sencillo y honesto, sin golpes bajos ni dramatismos. No se sobre explica nada al espectador. En su lugar se muestra simplemente la experiencia y el devenir de una mujer trans. Allí radica la riqueza de este testimonio extraordinario.
La historia de Canela se presenta como la excepción a la regla: ella tiene trabajo estable y un pasar económico relativamente bueno. Sabemos que estudió y se graduó de una carrera universitaria, que tiene una casa y un auto, y que dirige una empresa constructora familiar. Además de tener una familia sólida que más o menos la acompaña en sus decisiones, es aceptada en los ámbitos en los que circula. Educación y trabajo son derechos básicos a los que deberían tener llegada todos los seres humanos. Sin embargo, son inaccesibles para la gran mayoría de les integrantes de la comunidad trans, quienes se encuentran entre los grupos más golpeados por la desocupación y la segregación de todo ámbito. Asimismo, la edad que Canela cuenta, hoy día unos 62 años, la convierten en una sobreviviente, ya que la expectativa de vida de la comunidad trans en Argentina se encuentra en apenas 35 años. Necesitamos tener plena conciencia de que la historia de Canela hoy es inusual, y pujar para que se multipliquen las excepciones, para que cada vez más personas trans tengan posibilidades, trabajos, estudios, aceptación, futuros. Largos futuros. Para eso, es necesario derribar la cultura machista que se opone a todo lo que considera diferente y eliminar definitivamente la transfobia de las sociedades. Abrazamos las propuestas como Canela, que nos invitan a pensar críticamente en los problemas reales y concretos presentes de la comunidad LGBTIQ+ de la Argentina.
Calificación: 8/10
Canela (Argentina, 2020). Dirección: Cecilia Del Valle. Guion: Cecilia del Valle y Romina Tamburello. Fotografía: Lucas Pérez. Edición: Verónica Rossi. Elenco: Canela Grandi Mallarini. Duración: 100 minutos. Disponible en la plataforma virtual Puentes de Cine.
Los realizadores de la película entienden la gravedad de la problemática de la comunidad trans y por eso han decidido destinar el 30 por ciento de lo recaudado en boletaría virtual para acompañar a las personas trans en situación de vulnerabilidad. La distribución de ese dinero se realizará a través de Liga LGBTIQ+ de las Provincias.
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