Si Stephen King ―a criterio de quien escribe, uno de los más grandes escritores de la historia― alguna vez describió a sus novelas como un Big Mac con papas y gaseosa grande, bien se podría trazar un paralelismo con Adrián Suar, y decir que sus películas son un pancho rancio en una peligrosa estación de trenes a las dos de la mañana. Ahora bien, pensando en el hígado, a esos panchos les podríamos llamar placer culposo, y solo nos restaría encontrar las palabras justas para describir a esas salchichas que a pocos minutos después de ingerirlas necesitamos ―tarea más difícil en una estación de trenes nocturna― encontrar urgente un baño. Así, dos años después de 30 noches con mi ex (Suar; 2022), película en la que el gerente de contenidos de Canal 13 dirige y actúa, llega a la pantalla grande y a la plataforma Amazon, Jaque Mate, protagonizada por él y dirigida por Jorge Nisco.

En primer lugar, vale aclarar por qué, para hablar de una película, vale hacer más foco en un actor protagonista que en el director. Jorge Nisco tiene una filmografía corta, en la cual Adrián Suar aparece directamente en el cincuenta porciento de sus trabajos, pero además una extensa trayectoria en televisión mucho más ligada aún a la vida artística del “Chueco”. Malparida, novelón televisivo protagonizado por la desabrida Juanita Viale, Mujeres Asesinas, una frankurter deluxe galardonada con el Martin Fierro de Oro, Poliladron, de la cual nos reservamos los adjetivos, son algunos de los muchos ejemplos. Estos y la mayoría de los trabajos del director han llegado al estreno muy bien acogidos en la órbita del nativo de Nueva York, no tan conocido como Adrián Kirzner Schwartz. Incomprobable, improbable pero seguramente cierta, la sensación al encontrarnos con esta fórmula nuevamente, es que el del apellido parecido a unos de los mejores presidentes de la historia argentina es quien selecciona al director para llevar adelante sus caprichos.

Ya sabemos cómo nos puede caer un pancho en una estación a las dos de la mañana, pero igual nos sentamos a ver Jaque Mate. En las recomendaciones del Chef, se anuncia que vamos a probar una “comedia de acción”. Lo primero que sentimos en el paladar es un plano aéreo que viene aterrizando para llegar al inicio de la trama, como la hoja que vuela para aterrizar en los pies de Forest Gump (Zemeckis, 1994) y comenzar la travesía, o la aterrizada de Campanella en El Secreto de sus ojos (2009) para entrar en la tribuna del estadio de Huracán que sólo se llena en una ficción o si juega San Lorenzo. En Jaque Mate, aterrizamos en la casa o la guarida de Adrián Kirzner protagonizando a un agente secreto, y en seguida comienzan las desgracias.

Reírse es una subjetividad. No a todos nos causa gracia lo mismo. Lo que sí es más objetivo, o más fácil, es reconocer cuándo alguien hace un chiste, una gracia, aunque no esté destinada precisamente a nosotros. Alertados de que estamos ante una comedia, las precarias medidas de seguridad que tiene Duque (Adrián Kirzner) en su guarida nos dan el indicio de que podemos estar ante el primer gag no correspondido. Dejando de lado este detalle, enseguida se suceden unas escenas de acción poco gratas a la vista en las que desfilan coreografías acartonadas, peleas inverosímiles y errores de continuidad. El guión, la historia, rápidamente se empieza a notar flaco y a perder importancia. El fanático acérrimo que llena los bolsillos del más de una vez denunciado en la justicia, quizá ya haya esbozado alguna mueca de placer, o de risa; pero el espectador con hambre de cine comienza a saborear decepción y también desesperación por reconocer algún gag irrefutable.

El primer chiste, gag, humorada, o como quieran llamarle, llega terminada la escena berreta de acción. Es el deleite para la platea que vota a gobiernos derechosos y que justifica su estupidez diciendo que no lee política, que no le han metido nada en la cabeza. La “gracia” se da cuando Kirzner llama a uno de su equipo de agentes secretos y este otro que está en medio de una asamblea en una villa le dice que ahora no lo puede atender. Parlamento más, parlamento menos, la idea inconsciente que se graba en la cabeza del espectador complacido es que la asamblea es al pedo, una boludez, que en la villa están los vagos que no atienden a cosas importantes, como, por ejemplo, la urgencia del Duque. Lo único placentero para los que ya reconocen estar comiendo un pancho podrido a las dos de la mañana en una estación de trenes peligrosa es que ahí apareció “la comedia”. Aunque no produce gracia, se descubren las intensiones del director, del jefe del director, y baja las caretas para todo lo que resta de Jaque Mate.

Sin ser eruditos en marketing ni tener experiencia en vender películas al extranjero, con un poco de calle, cultura general, estudio o las herramientas que cada uno tenga, podemos imaginar tres mercados importantes y principales donde vendería Suar uno de sus panchos: México, Israel y España. No nos vamos a detener a explicar por qué estos tres países. Lo que sí vale contar y advertir para el que no vio esta película irrecomendable, es que Duque, el protagonista, forma su equipo de agentes con otros tres, casualmente, un israelí, un mexicano y una española. Además, claro, del otro argentino que está en la asamblea, cuyo personaje recibe el peyorativo nombre de “Malcosido”. Ese podría ser el segundo gag de Jaque Mate. Una referencia para la que como sinónimo podríamos utilizar Malfabricado, Malparido, Inservible, Desecho, o algún otro. Y, repetimos, hablamos del agente que viene de la villa argentina. El tercer chiste, predecible, fácil y burdo, es cuando a Malcosido lo llaman “Malcogido”. En ese punto Jaque Mate no llegó ni a la mitad de su duración, y ya se constituye como una verdadera mierda, y el votante de derecha ya tiene impreso en su cabeza algunas ideas más para seguir siendo un miserable. Adrián Suar, por lo contrario, le hace un mimo a las cuatro grandes plateas que imagina como su público ideal.

Jaque Mate, película de acción… por una suerte de indicios Maxwell Smart imagina que en esta película habrá una disputa, una jugada ajedrecística entre el bien y el mal. Y el ajedrez, como quienes lo practican saben, requiere de inteligencia, de mucho pensar, y se remata muchas veces con una sorpresa digna de elogios. La película de Jorge Nisco, una vez terminada podrá ser comparada, como mucho con un juego de Damas, pero también sería mucho premio. No hay prácticamente subtramas, no hay prácticamente giros sorpresivos, y tampoco hay dificultades notorias en nada de lo que se filmó.

Advertimos que las locaciones y escenarios utilizados para esta fueron elegidos por estar a mano o para ser reconocidos por un público títere. La trama pareciera que siempre acontece en la madrugada, de noche, para filmar sin ser molestados por el transeúnte, para bajar costos o para trucar realidades incómodas. Desfilan así, por los motivos señalados o por falta de imaginación, una serie patética de lugares comunes: Avenida Corrientes, Obelisco, Puente de la Mujer en el evasor Puerto Madero, entre otros.

Las pésimas actuaciones podrían ser salvadas bajo el concepto de “obediencia debida”, pero claro que esta crítica no está de acuerdo con esa complicidad. Sí, atendiendo al hambre que puede estar pasando un actor, la necesidad de interpretar cualquier cosa y la imposibilidad de darle vida linda a un mamotreto de guión como este, solo se puede destacar un poco la labor de Fiorella Indelicato en un papel secundario pero correcto, y sería deshonesto no decir nada sobre la incongruencia total del papel de Mike Amigorena, haciendo de villano, con una ridiculez incomprensible.

Dejando de lado otros grandes problemas de Jaque Mate, llega el final. El Big Mac con papas y gaseosa grande de Stephen King coronaría bien con un Mc Flurry. A este pancho rancio a las dos de la mañana en una estación de trenes peligrosa le agregamos una lluvia de papas pay acartonadas, enmohecidas, salidas de un túper inadmisible para cualquier bromatólogo. La acción es así: Duque Kirzner intenta rescatar a Fiorella Indelicato que además de ser rehén del guión, es rehén de Mike Amigorena -con un aire a Síndrome, el villano de Los Increíbles (Bird, 2004))-. Movimientos toscos de por medio, Fiorella queda colgando de la cornisa. Para que nadie vea esta película, contamos que Duque Kirzner la salva en una escena que genera pánico, miedo, que nos hace transpirar, pero todo por lo tan mal lograda que está. A posterior, emocionados con su obra maestra, director y jefe encubierto retrasan los títulos con tres escenas totalmente de más: El Duque es papá hace dos años, pero se entera en ese momento, entonces viaja a Israel para que nos acordemos que Suar es judío y para darle un poco buena prensa al país que lleva adelante el genocidio en Palestina; y corremos al baño de la estación de trenes cuando se da a entender que podría venirse una segunda parte.

Jaque Mate (Argentina; 2024). Dirección: Jorge Nisco. Guion: Leandro Calderone. Fotografía: Guillermo Nieto.  Montaje: Francisco Freixá. Elenco: Adrián Suar, Maggie Civantos, José Eduardo Derbes, Tsahi Halevi, Mike Amigorena. Duración: 104 minutos.

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