Si llegás a Bajo la piel, la película dirigida por Jonathan Glazer y protagonizada por Scarlett Johansson, habiendo leído antes la novela en qué se basa, seguramente tendrás más datos para entenderla o disfrutarla. Y quizá esa sea la razón por la que cualquiera que navegue en las redes pueda cruzarse con apreciaciones que la consideran una película de culto. Sin irnos al otro extremo, pero lejos de considerarla una película para subir a un pedestal, nos metemos bajo la piel de una película que, como todas, debería funcionar con independencia de la obra en que se basa.

Si no leemos ninguna reseña, ni la descripción que facilita la plataforma elegida para espectar este film del 2013 que no se estrenó en los cines de nuestro país, no sabemos que Scarlett Johansson encarna a una alienígena. Esto es lo primero que debería entender una persona que bautiza a este film como “de culto”. Porque esos primeros minutos con sonidos estrambóticos, y hasta incluso la escena siguiente en la que Scarlett se apropia de la ropa de una mujer muerta, no bastan para entender ese detalle importante. La protagonista, hasta allí, puede ser cualquier cosa. Durante el desarrollo de la película tampoco se termina de decir que la protagonista es una extraterrestre. Las escenas donde Scarlett se lleva a los hombres son propicias a diversas interpretaciones, clásicas y locas, como en todas las películas filmadas con similares criterios estéticos. Es que Bajo la piel es una película de poco diálogo, de primeros planos sobre una protagonista casi muda, y de planos de paisajes que no sabemos si están impactando en Johansson o deberían impactar en el espectador. Prima la oscuridad, recurso de iluminación bien utilizado para esconder partes en los desnudos que se suceden. Prima la escasez de parlamentos, para enrarecer, para crear un limbo en el que el espectador va recolectando dudas. Cuando, al final de la película, sí se revela al alienígena, cuando sí lo podemos ver, no es un giro ridículo o que no encaje, pero sí dispara una pregunta: ¿Era necesario esconderlo tanto tiempo?

Volviendo al principio, Scarlett, la alienígena escondida bajo la piel del estereotipo de lo que es bello en nuestra sociedad, se pasea en una camioneta buscando hombres. En esta historia que se prolonga demasiado nos empapamos del pajerismo masculino, y nos enteramos que la acción acontece en Escocia. Ese recorrido de la película, en el que interpretamos que la alienígena va pasando de simplemente cazar hombres a adoptar características emocionales humanas, es realmente denso y reiterativo. Las partes más interesantes deberían ser aquellas en las que desnudan a Scarlett Johansson y a sus víctimas –no para ver desnudos, sino por cuestiones argumentales-, aunque a sabiendas o no de que se trata de una alienígena, no resultan tan esclarecedoras. Lindas tetas o buen culo no superan a las escenas de sexo interplanetario que en Starman (1984) o Cocoon (1985) sí se supieron lograr.

Siguiendo con la trama, si sabemos que la protagonista es una alienígena, debemos entender que tiene, por lo menos, un compañero. Y este compañero anda en moto. Es realmente una incógnita este otro personaje que se anda paseando en dos ruedas por hermosos paisajes captados por muy buenos encuadres y fotografía. No sabemos qué hace, no lo vemos cogiéndose intergalácticamente a mujeres, y apenas se baja de la moto.

Como cuando se habla de zombis, hablar de extraterrestres requiere una mínima descripción de ellos. O sea, si son zombis rápidos como los de Guerra Mundial Z (2013), o lentos y pelotudos como los de la serie The Walking Dead; si son depredadores onda Alien (1979) y justamente Depredador (1987), o buenudos como en Starman. En Bajo la piel tenemos dudas. Empezando por su inteligencia, por el conocimiento que tienen de nuestra vida, la alienígena desde el vamos sabe manejar una combi, pero a la hora de coger no se esperaba que le vayan a meter una chota entre sus piernas. Tampoco sabemos si lo que hace con sus víctimas es concretamente sexo, abducción o qué, y no sabemos si es un plan o una incapacidad. Los que sostienen que esto es de culto no se enojen, pero si este texto sostuviese que las personas que se suben a la chata, después de ponerse en pelotas y perseguir al culazo de Scarlett, son teletransportados a un planeta hermosísimo para gozar de inmortalidad, no podrían contradecir con argumentos. Sin haber leído el libro en el que se inspira, esta película deja margen a gusto del consumidor.

Es después de cruzarse con un tipo con alguna enfermedad que le deformó la cara que la alienígena, o la mujer esta con algún tipo de problema, se baja de la camioneta. Allí empieza una interacción más “normal” con los personajes que van a aparecer. Cómo que algo del drama de este tipo la vuelve más humana, o le quita un poco de trauma. Mientras tanto, el de la moto anda más rápido, no sabemos si buscándola o qué. Lo que sí sucede es que Scarlett encuentra a un compañero al que no teletransporta de toque a ese más allá hermoso e inmortal. No sabemos cuáles son los planes del tipo, ni los de ella, somos espectadores de una relación confusa. Como anticipamos, esto deriva en que el fulano le intenta meter el chino tuerto a Johansson en una hendidura cerrada como culo de muñeco, y esta reacciona sorprendida y con un poco de temor. Incluso termina alumbrándose entre las piernas para ver qué tiene ahí abajo.

El final es lo que debería haber pasado muchos minutos antes. Porque a esta chica errante no la busca nadie, no la reclaman, no deja secuelas ni cabos sueltos que se nos muestren. Bajo la piel resulta entonces un paseo errático, estéticamente lindo y sostenido por el cuerpo de Scarlett Johansson. Pero estamos a hora cuarenta de película y la protagonista se mete en un bosque, y un cuidador la quiere violar. En este desenlace se muestra por primera vez a la extraterrestre en su verdadera piel: no es más que una forma casi humana, de un negro opaco y a la vez brillante. Y es onda The Walking Dead, porque el guardabosque la despacha con un mínimo esfuerzo. ¿Y qué pasa? Si ahí, en ese último plano, el director pretende la empatía del espectador, el cometido no se logra. Porque esta película nos deja muy desnudos sobre la protagonista. No sabemos si era buena, si era mala, si se los cogía o les daba vida eterna, o, en una de esas, si esos restos de humo que vemos elevarse son capaces de meterse en el cuerpo de Kate Winslet y garantizar una segunda parte, otra hora y cuarenta de culto a un ojete y un par de tetas.

Calificación: 4/10

Bajo la piel (Under The Skin, Gran Bretaña/Suiza, 2013). Dirección: Jonathan Glazer. Guion: Jonathan Glazer, Walter Campbell (basado en una novela de Michel Faber). Fotografía: Daniel Landin. Montaje: Paul Watts. Elenco: Scarlett Johansson, Jeremy McWilliams, Lynsey Taylot Mackay, Paul Brannigan. Duración: 108 minutos. Disponible en Amazon Prime Video.

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