“No me pidas que no sangre,
si aún el cuchillo no sacaste de mí.
No me pidas que use cicatrizante,
dame días, dame meses.”

No me pidas que no sea un inconsciente – Andrés Calamaro.

Amanda tiene 9 años, es la mayor de tres hermanos, y vive junto a su madre, Cecilia (Jazmín Stuart) y Guille (Juan Minujín), pareja de ésta última. En la vida de su padre, Gustavo (Javier Drolas), cumple un rol femenino peculiar: prepara el desayuno, limpia y ordena la habitación cuando los romances esporádicos de su padre la abandonan por las mañanas, y organiza la mochila de sus hermanos para ir a la escuela. Gustavo es un auténtico slacker; empleado en la disquería de su amigo Néstor (Sebastián Arzeno), lleva un estilo de vida despreocupado, caracterizado por las impuntualidades, el azar y el ocio. Un día, Cecilia le comenta que existe la posibilidad de mudarse con los niños a Paraguay, argumentando que allí habría un buen destino laboral y económico. Amanda, tras enterarse, rehúsa tajantemente el exilio argumentando que se quedará en Buenos Aires junto a su padre. La decisión de la niña implicará una serie de pruebas que no serán sencillas para Gustavo ni para ella misma.

Contextualizada en la década del 90, la ópera prima de Ana García Blaya, Las buenas intenciones, es un relato autobiográfico que versa sobre experiencias de la infancia y el vínculo con la figura paterna. Los recuerdos emergen en disquerías, grabaciones en TDK, partidos de River televisados, asados en quintas con pileta, estaciones de trenes y videos caseros. La propuesta de García Blaya es una de las más entrañables dentro del cine argentino contemporáneo en tanto ficcionaliza la realidad con imágenes de archivo. Las escenas hogareñas de Amanda y Gustavo se mezclan, por el arte del montaje, con videos caseros pertenecientes al archivo personal de la directora. De este modo, en una misma escena vemos imágenes filmadas hoy en día con el elenco y, al mismo tiempo, un registro casero que incluye una mutación: ya no vemos a los actores representar personajes de la vida real, sino a la propia Ana García Blaya de niña junto a su padre, el músico, Javier García Blaya.

Las buenas intenciones es un homenaje explícito a la banda musical, Sorry, liderada por García Blaya. Se recrean ensayos musicales, interpretan algunas de sus canciones y escuchan grabaciones íntimas del músico fallecido en 2015. El personaje de Gustavo, interpretado por Javier Drolas, parece surgido de una novela de Nick Hornby: vive una vida relajada, acompañado por Fútbol de Primera, guitarras, discos, porros, botellas de cerveza, amigos, parejas ocasionales y poca plata. Si Gustavo da, a simple vista, la impronta de un padre irresponsable, incapaz de hacerse cargo de sus hijos y de él mismo, en ningún momento se lo juzga. Es que tanto él como Cecilia sólo tienen para sus niños “buenas intenciones” y cada uno de ellos, de acuerdo al contexto socio-económico de la Argentina, hizo lo mejor que pudo.

En la película de García Blaya sólo predominan el cariño y el amor inmenso a la familia. Los momentos de clímax dramáticos son tamizados con humor mediante canciones de Charly García, Flema o casi parodiados como cuando Amanda canta el inicio “No me pidas que no sea un inconsciente” de Andrés Calamaro. El baúl del inconsciente se abre para dar luz a lo afable y lo tierno. La tristeza del exilio marca el pasaje de una niña que debe crecer rápidamente luego de tomar una gran decisión, quizás una de las más importantes de su vida: irse a vivir junto a su madre y sus hermanos a Paraguay o quedarse junto a su padre. La humanidad con la que es narrada esta historia hace que los espectadores empaticemos de entrada y nos conmovamos a cada instante con este relato de vida. Un ensayo sensible sobre la familia, la infancia y el devenir.

A modo anecdótico, además de la reivindicación a la banda de culto Sorry –de la cual pueden escuchar canciones como “Monstruo” o “Entre las Nubes” en Spotify, y que son parte de la banda sonora del film –, las dos hijas del actor Juan Minujín, quien tiene una breve participación en la película, hacen su debut en la pantalla grande. Luego de circular con éxito en festivales de cine como Toronto, San Sebastián, Oslo y Mar del Plata, Las buenas intencionesfue presentada en la apertura de la 31° edición del Festival La Mujer y el Cine. Podrá disfrutarse en la cartelera porteña a partir del jueves 5 de diciembre.

Calificación: 8/10

Las buenas intenciones (Argentina, 2019). Guion y dirección: Ana García Blaya. Fotografía: Soledad Rodríguez. Montaje: Rosario Suárez. Elenco: Javier Drolas, Jazmín Stuart, Amanda Minujín, Ezequiel Fontenla, Carmela Minujín, , Juan Minujín. Duración: 86 minutos.

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