svaboda02¿Qué tienen en común un ruso y un argentino? ¿Existe un horizonte cultural compartido entre ambos? ¿Qué es lo que define la identidad cultural? Una lengua, los límites de un territorio. ¿Es lícito preguntarse por esencias culturales en una contemporaneidad signada por la fragmentación, la multiplicidad y la hibridación?  Svoboda, de Bernardo Cappa, pone en escena estos tópicos a través de una anécdota de su infancia. El teatrista vivió durante un año con sus abuelos de origen eslavo en un campo tambero. Una de las vacas se escapa y es arrollada por una camioneta. Este evento desafortunado -la vaca muere y la camioneta no puede utilizarse para trabajar- desemboca en un litigio: el  dueño de la camioneta envía a su abogado para cobrar los gastos de los daños.

La tranquera de la precaria casa de los rusos no es el primer obstáculo con el que se encuentra Osvaldo (Pablo Chao), el abogado. Una vez traspasado el límite que lo separa de  la ruta, se las tiene que arreglar con los malos entendidos que genera, en un primer acercamiento, la brecha de la lengua. Más allá de la tranquera, en una pequeña casa, viven Liev (Aníbal Gulluni) y Abdokia (Laura Nevole), una pareja de rusos que, por supuesto, se comunican en ruso aunque ella también habla en dialecto. Liev maneja el español más que su esposa quien solo puede elaborar algunas frases. Al contrario de los personajes masculinos, en quienes el lenguaje responde a fines comunicativos, el personaje femenino pone de manifiesto la “afectividad del lenguaje” en la sonoridad de las palabras, en el cuerpo, en la expresión de emociones que en ocasiones la desbordan.

Una pareja de rusos en Darragueira, localidad del campo argentino, y un abogado proveniente de la ciudad: el espectador puede verse tentado en caer en dicotomías; campo vs ciudad; cultura eslava vs cultura criolla; las leyes del derecho vs las leyes de la naturaleza. Lejos de confirmarlas, Svadoba las colisiona, las tensiona y las hace estallar en una auténtica hibridación, transculturación, cuyo efecto es el disparate. Svadoba presenta una lógica donde todo se mezcla, se contamina y adopta una nueva forma que descoloca de lo previsible o de ciertos clichés. En este sentido, son elocuentes las palabras del abogado luego de ayudar a la mujer a descogotar a una gallina: “no se puede venir al campo sin irse manchado”. El abogado oriundo de Bahía Blanca se maneja con una hipercorrección en relación a la “otredad” que no le sirve de mucho. Muy pronto se ve abrumado por un  mundo que lo desconcierta y que, sin embargo, lo seduce, “lo enlaza” y lo  atrae hacia sí. Lo seduce tanto como la mujer. Uno de los aciertos de Svaboda consiste en las acciones que dan pistas al espectador acerca de las potenciales relaciones entre los personajes: cuando la mujer lo ayuda a tironear de la cuerda al ternero, cría de la vaca muerta, emerge la atracción entre ambos personajes. Sentimiento que no ayuda al abogado a concretar su objetivo, a lo que se suman sus “escrúpulos”: siente culpa y pena por la pareja. A la vez que se ve tironeado por su cuñado, juez que interviene en el caso.

55b696c18be31_515x343No es la primera vez que Bernardo Cappa trata el tema de las identidades culturales en sus puestas. En Es un sentimiento la barra brava en el fútbol es una excusa para hablar sobre la argentinidad y sus tópicos: el asado de los domingos, el truco, el fanatismo futbolístico, la veneración por la madre. En Svaboda los atributos y costumbres “inherentes” a la argentinidad se desplazan entre los personajes: los rusos son tomadores de mate y de vodka; a pesar de sus limitaciones con el español, ella pronuncia perfectamente “argentino boludo”; Liev canta y arranca del violín las notas de zamba Balderrama. Incluso este personaje porta cierta “viveza criolla” para distraer al abogado de sus fines legales.

En las puestas de Cappa las identidades culturales son abordadas desde la comicidad y el disparate. No tiene desperdicio la escena en que intentan enganchar con la antena del televisor la serie Bonanza y se produce interferencia con un partido de la selección y un discurso de Stalin. Una puesta escenográfica que hace uso de los  elementos necesarios para que el espectador asista e imagine la acción: la casilla, una mesa, la tranquera, la cuerda-ternero, el “fuera de escena” (el gallinero, el interior de la casa), sumada a una tríada actoral efectiva, hacen de Svaboda una obra que merece ser vista. A nivel de la anécdota, en última instancia, las diferencias culturales confluyen en la búsqueda de “la libreta”, dice Liev en su ruso español; la búsqueda de  la libertad, le  corrige el argentino.

Svaboda, de Bernardo Cappa, c/ Pablo Chao, Aníbal Gulluni, Laura Nevole. Domingos 19.30 hs. Border, Comunidad de Arte.

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