2Adrián Muoyo es el director de la Biblioteca y Centro de Documentación y Archivo del INCAA, que funciona en la ENERC (Escuela Nacional de Realización y Experimentación Cinematográfica). Lo entrevistamos para tener una idea más certera de qué tipo de trabajo se viene realizando allí desde hace más de una década y  cómo se va expandiendo y profesionalizando una institución que nos pertenece a todos.

¿Desde qué año estas en la biblioteca?

Yo entré en 1993, cuando todavía era el Instituto de Cinematografía, meses antes de la Ley de cine que en octubre de 1994 lo transforma en INCAA. Entonces la biblioteca estaba en Lima 319, piso 10. En 1996 nos mudamos a Salta 327 y ahí entramos dentro de la estructura de la ENERC. Si bien siempre fuimos la biblioteca del INCAA, en esos tiempos nos empezamos a integrar administrativamente con la escuela. En 1998 nos mudamos al edificio actual, el lugar definitivo.

¿Cuál era el capital en libros de esos años?

Cuando comencé a trabajar en la biblioteca había entre setecientos cincuenta y ochocientos libros. Fue durante la gestión de Beatriz Gaffet, fundamental para la historia de la biblioteca. Hay un antes y después de su llegada, porque hasta ese entonces – fines de los años ochenta, estamos hablando de la gestión de Manuel Antín- la biblioteca era una especie de centro de información con muy poca cantidad de libros, la estanterías estaban cerradas con llaves, no era un lugar que favoreciera el ingreso del usuario, era la típica oficina pública. Y lo primero que hizo Beatriz, con un gesto -digo yo- de libertadora, fue sacar los candados, abrir los estantes, comenzar a pedir que le compren libros. Esa ya era la época de Octavio Getino, comenzaron a entrar libros, se comenzó a catalogar la biblioteca en forma profesional, y en 1994 empieza el proceso de informatización de catalogo. Ahí es cuando de a poco comienza a crecer la biblioteca. Porque las diferentes mudanzas la fueron perjudicando. Por suerte, el actual emplazamiento la terminó de beneficiar, la mejoró, le dio oportunidad de crecimiento. Aunque después, lógicamente, sufrió los embates de fines de los noventas, comienzos del 2000, y ahí se detuvo este crecimiento durante mucho tiempo. Se estancó, no hubo inversión absolutamente para nada. Es más, en el 2001 la gestión del INCA de aquel entonces -no la de la escuela, que estaba a cargo de Salvador Sammaritano y Dolly Pussi, que hacían lo que podían- nos quitó todo el presupuesto que teníamos, lo llevaron a cero. Como no podíamos ni comprar libros, teníamos un archivo de recortes de prensa en el que poníamos todas las notas que salieran sobre cine, tanto nacional como extranjero, en los principales diarios de nuestro país, y no se pudieron comprar ni los diarios. Por eso hay hueco en el archivo durante esos años. Después, tímidamente, a partir del 2002, comenzamos a comprar los diarios de vuelta y un par de años más tarde empezamos a comprar libros de vuelta.

¿En qué año asumís la dirección?

En 2006; en esos momentos había tres mil y pico de libros y hoy, a fines de febrero de 2015, estamos en los seis mil. Esto se debe a un crecimiento muy sostenido que tuvimos con apoyo constante por parte de las autoridades, que nos permitió sumar material mediante la adquisición permanente (nosotros tenemos fondos todos los meses para comprar libros), una partida especial en abril y mayo para aprovecharlo en la Feria del libro, que durante años no la tuvimos pero recuperamos en 2010. Sólo la habíamos tenido entre 1997 y 1999, la perdimos en 2000 y la pudimos recuperar diez años después. Por eso a veces uno tiene que tener conciencia de que las cosas cuestan mucho.

¿Dónde van adquiriendo nuevo material y cuál es la política que utilizan para la selección?

En la Feria del libro compramos mucho material que directamente no está en el mercado nacional. Hemos comprado material publicado en España, Cuba, Colombia, etc. Todo el material de editoriales que no llegan al mercado argentino lo conseguimos a través de la Feria del libro. Después tenemos una política que practicamos desde 2005,  un intercambio activo de publicaciones. El INCAA genera publicaciones todos los años a través de diferentes sectores: la gerencia de fiscalización que edita todos los años, el Festival de Mar del Plata, las gerencias internacionales, y eso nos permite tener un fondo editorial que podemos ofrecer en canje a otras instituciones. Enviamos el material argentino y nos envían material de otros lugares. Hoy día tenemos libros que tampoco llegan al mercado nacional ni a la Feria del libro, son publicaciones institucionales que no tienen circulación comercial y las conseguimos a través del canje. Contamos con material que no está en ningún otro lugar del país. Esa práctica nos permite el doble juego, nos hacemos de publicaciones que de otra manera no podríamos tener y hacemos llegar nuestras publicaciones a un estante extranjero. Siempre que me toca visitar un país hermano por cuestiones profesionales voy a la biblioteca de cine de ese país, visito el sector argentino de esa biblioteca y ver los resultados de esa política realmente causa cierta emoción. Eso permite que el investigador que desee hacer un estudio sobre el cine argentino pueda ir a diferentes puntos de Iberoamérica y conseguir el material. En 2014, por ejemplo, una investigadora española estaba haciendo un trabajo sobre cine rural argentino y, como ella estaba en Andalucía, le dijimos que se acerque a la Filmoteca ya que habíamos hecho canjes con dicha institución; comenzó a consultar en su ciudad y hace un mes pasó por Buenos Aires para poder completar la investigación con el material que no había podido conseguir allá. Aunque buena parte del armado del corpus de las películas pudo hacerlo desde España.

4Para mí hay que pensar en defender el papel y la biblioteca pública cumple un rol fundamental en esa defensa.

Las bibliotecas siempre son necesarias, para la comunidad es necesario consultar y para el Estado, sostenerlas porque vos hallás en ella información validada, cosa que en Internet no sabés quién lo escribió, cuál es la fuente en general. Los libros son acompañados por su bibliografía, por sus citas, por su espacio de notas donde uno puede verificar la información que trae ese libro. Entonces, los libros tienen una validación de la información que no tiene la web. En el complejo campo de la información al que estamos arribando las bibliotecas van a seguir existiendo en una mixtura, porque también está el documento electrónico que, a su vez, está validado por la biblioteca. Porque nosotros intervenimos la documentación a través de la catalogación, el ordenamiento. Es más, en las obras programadas para este año pensamos instalar terminales en el salón de lectura que van a permitir el acceso a los documentos electrónicos que poseemos. Porque tenemos gran cantidad de información y, además, hay materiales que son intrínsecos de la revistas o los libros que no están en la web. Si uno empieza a buscar ciertos estudios sobre ciertos directores, ciertas cinematografías o ciertos periodos de esas cinematografías, en la web no están. Si yo quiero hacer un trabajo sobre el cine peruano o venezolano debo remitirme a las publicaciones.

¿Cuál es el material que poseen al día de hoy?

Tenemos una gran colección de revistas, tenemos 6000 libros y eso está acompañado de 237 títulos de revistas, la mayor parte de Iberoamérica. También tenemos un grupo de publicaciones norteamericanas y otro grupo de revistas francesas e inglesas, pero son un porcentaje menor. Tenemos la colección de Cine Cubano, Objetos visuales de Venezuela, Archivos de la Filmoteca de España, Fotogramas, también de España, y muchas más, que el único lugar donde las van a poder conseguir es aquí. Todo esto nos tiene que hacer tomar conciencia de la importancia de la biblioteca como organizadora e intermediaria en el acceso a la información.

Nosotros estamos llevando adelante un proceso muy serio de recuperación de revistas de cine argentinas del periodo mudo que rescatamos de un local que estaba en obra, entre montañas de arena y cemento; si la familia no encontraba un sitio que las recibiera las iban a tirar. Estamos hablando de la memoria del cine en las primeras décadas del Siglo XX, información que no está en ningún lado, solamente en esas revistas: es información de primera mano. Son revistas semanales especializadas en cine que tienen el valor adicional de referir a películas que no existen más. Porque el cine tiene esa fragilidad que hace que muchas películas se pierdan por desidia, por falta de conciencia y por cuestiones de mercado. Por eso es que gran parte del cine mudo argentino no está disponible y el único testimonio de que esas películas existieron son esas publicaciones. Por suerte están en nuestro poder, ya pasamos una primera etapa que consistió en limpiarlas de todo tipo de invasión biológica, llámese hongos y marcas de humedad, y este año es la segunda etapa, que consiste en la puesta de estas publicaciones en materiales libres de acido para una conservación optima; después se lo digitaliza para que pueda ser consultado. Hace dos años adquirimos una unidad de digitalización para estas revistas en tamaño A3 y esto habla claramente de la inversión cultural que estamos teniendo. Hoy tenemos una coyuntura favorable para este crecimiento; cuando a las autoridades del Instituto se les presentó el proyecto de la recuperación de estas publicaciones del periodo mudo nos apoyo en cada etapa. Esto ya pasó la etapa de planificación, es algo que se está ejecutando, es un proceso que está en marcha.

1Sé que en breve van a mejorar la instalaciones.

Ahora vamos a mudar nuestros archivos a un ámbito de 125 m2, aquí dentro de nuestro edificio. Estamos en el proceso de adquisición del mobiliario, a punto de que nos entreguen ese espacio. Es muy importante porque ahí vamos a tener la guarda correcta de todo el material que tenemos. El archivo de recortes, por ejemplo, está cercano a los quinientos mil recortes, abarca desde fines de la década del 60 hasta la actualidad, contiene material sobre cada película argentina realizada, sobre directores, festivales, muestras, actores y diferentes aspectos de la actividad cinematográfica en la argentina. Todo eso va a estar guardado como corresponde en el subsuelo del edificio, además del archivo fotográfico, documentos de época y mucho más material. En abril vamos a estar bajando el material y la instalación del mobiliario va a tardar dos o tres meses. También vamos a bajar una parte de la biblioteca, los libros de menor consulta, para tener espacio y seguir creciendo de manera sostenida.

¿Cómo es el contacto con las bibliotecas de habla hispana?

El año pasado hicimos el encuentro de Bibliotecas Iberoamericanas de Cine para presentar el catalogo colectivo de la red de bibliotecas. Se llama www.bibloci.org, permite conocer a todas las bibliotecas miembros de esta red y contactarse con el bibliotecario. Uno va poder entrar en contacto con las personas a cargo en Ecuador o España. Ya está el enlace creado con el mail del bibliotecario y en pocos meses va estar en línea el catalogo colectivo. Podés buscar un libro del catalogo en la página y te va decir en que bibliotecas de Latinoamérica lo podes encontrar. También lo podés buscar por país para saber en cuáles de las  bibliotecas hay más del material que necesitás. Por suerte y gracias al apoyo de Pablo Rovito -quien alentó cada una de nuestras iniciativas desde que asumió como rector de la ENERC-, el año pasado hicimos el encuentro de Bibliotecas Iberoamericanas de Cine para presentar el catálogo colectivo de la red de bibliotecas.

¿Cómo se manejan con el presupuesto?

El presupuesto sale del INCAA para el ENERC y nosotros formamos parte del ENERC. En veintiún años yo pase por todo, digamos que hay una cosa que es muy buena del Estado y es que nosotros estamos en continua formación, haciendo cursos de capacitación, hay un foro de bibliotecas estatales que funciona desde el 2002 y nos da una capacitación específica. En esos ámbitos aprendí a hacer un montón de cosas que exceden la especialidad del cine. Nuesro presupuesto se presenta en el Congreso en septiembre de cada año. Por eso, como somos un organismo autárquico, en junio o julio  ya empezamos a hacer nuestro presupuesto. Cada unidad va haciendo el suyo y se va unificando hasta que llegamos al presupuesto nacional, así que estamos planificando cómo vamos ejecutar el presupuesto. Esto quiere decir que ningún progreso que hayamos tenido es casual ni fortuito. Todo está planificado. Es lo increíble de los últimos siete u ocho años: planificamos y ejecutamos a raja tabla. Eso era algo impensado en el Estado en general, según lo  vivido anteriormente, y ahora sí es posible. Por ejemplo, las computadoras para armar ese salón de lectura on line de nuestro material ya están compradas desde 2014 porque fueron presupuestadas en 2013 y serán colocadas en 2015. A veces escucho que no hay política de Estado y yo digo que sí hay política de Estado porque si de otro modo esto no se hubiera concretado nunca.

7¿Cuántas personas integran hoy el staff de la biblioteca?

Hoy somos seis personas, un equipo que realiza múltiples funciones. Al ser una biblioteca especializada tenemos que brindarle orientación a la gente que no sabe demasiado de cine y cualquiera del equipo está capacitado para hacerlo. Igualmente cada uno tiene su especialidad: uno de los chicos trabaja con cine argentino; otro maneja todas las cinematografías no convencionales, las que no están habitualmente en el circuito comercial; otro de los muchachos conoce mucho sobre documentales, y así tratamos de abarcar todo lo que comprende el amplio mundo del cine. Tratamos de tener diversidad porque para mí siempre es enriquecedora y complementa al equipo de trabajo.

A grosso modo, ¿cómo está estructurado el material de la biblioteca?

Está estructurada en diez divisiones temáticas: 1) obras de referencias y todo tipo de guías, 2) publicaciones referidas a instituciones, un instituto de cine, una cinemateca u algún organismo que esté vinculado con el cine, 3) todos los libros relacionados con la parte técnica del cine, que están organizados espacialmente de acuerdo a la cronología de una película: arrancan con producción, luego realización, fotografía, y terminamos con el montaje y post producción, 4) el cine como fenómeno económico, 5) el cine como fenómeno sociológico y su relación con la sociedad, 6) otra parte algo más pequeña que es el cine y la educación, 7) la teoría cinematográfica, 8) la crítica cinematográfica y el análisis cinematográfico, 9) la historia del cine y sus géneros, y dentro están las subdivisiones por continente y la segmentación por países (por suerte están muy nutridas las secciones, tenemos hasta cine africano), la sección de las biografías de: actores, directores y gente de cine en general, también estudios específicos sobre películas y, por último, 10) todos los libros que no son sobre cine: teatro y arte en general. De libros en español estamos hablando. Hay algunas pocas cosas en ingles y francés pero muy pocas.

La sección de la revistas me gusta verla como una especie de veta, una montaña llena de información que uno tiene que horadar para extraerla. Es una fuente de información única, uno puede encontrar temas que no están tratados en ningún libro. Durante años había que recurrir a la memoria para recordar en que número estaba tal artículo. Por eso decidimos hacer una catalogación analítica y digitalizarla para abreviar el camino. Pensamos en dos ejes: la publicación argentina, porque si nosotros no nos catalogamos estamos fritos, y las publicaciones extranjeras a las que tenemos acceso. Archivos de la filmoteca es una revista excelente que se publica en España, más específicamente por la biblioteca de Valencia, que es muy consultada.

Es un trabajo arduo que al día de la fecha lleva 400 artículos catalogados y no es nada. Es una tarea constante que estamos haciendo. Nosotros llevamos una estadística de cuánta gente nos consulta y nos dimos cuenta de que con este trabajo aumentó la cantidad de consultas.

¿Cuál es el público que consulta?

Recibimos a mucha gente de diferentes carreras de la UBA y a muchos investigadores extranjeros, porque nuestro cine está teniendo mucho interés en el mundo entero. Tenemos que tomar conciencia del momento que vive la investigación cinematográfica en nuestro país. Nunca se publicó tanto como en estos tiempos. En Buenos Aires, La Plata, Córdoba, Rosario, Mendoza, Tucumán… esto que está pasando es muy importante.

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