Poster-Desde-la-OscuridadHay películas que se revelan en su primera escena, como Desde la oscuridad. En los zapatos de un tipo de bigotes, sudado y notoriamente nervioso, recogemos indicios de que algo nos está por asustar. Penumbra, la infaltable tormenta, música extradiegética que aumenta su volumen al compás de puertas que se abren, y el director que, no contento con los recursos burdos de un género desprestigiado, le suma bien de arranque unos fantasmas. ¡Ah!, y los fantasmas encima son nenes anclados a una casa con pisos que crujen, y los personajes interactúan con ellos de manera poco creíble.

A algunas personas el Tercer Mundo les da miedo. Es preciso aclararlo porque, para esos que sienten así y que por consiguiente llaman Primer Mundo o Potencias Mundiales a los que reparten guerras por todo el planeta, que la película esté filmada y ambientada en Colombia le da un plus de terror. Serán entonces los únicos que experimenten miedo con Desde la oscuridad que, entre todos los problemas y carencias, presume aportar a la conciencia social sobre el cuidado de los recursos naturales. Una pelotudez increíble.

Esta historia, pseudo thriller, pseudo película de terror o pseudo drama, es una coproducción estadounidense, colombiana y española. La dirige el español  Lluís Quílez, actúan en ella actores yanquis de segunda línea (Julia Stiles y Scott Speedman), y las locaciones y los extras quedan en manos sudamericanas. Ambientada en el ficticio pueblo de Santa Lucía, la trama recorre un paisaje tropical, humilde y estereotipado. Los nativos de este pueblo que se explica en Colombia, hablan un idioma inentendible, que bien podría ser el de la tribu de la isla de King Kong, o el de cualquier otra denostada a lo largo del cine racista norteamericano.

Uno de los personajes principales es una nena no mayor de seis años. Inocente, europeamente linda y tierna, funciona como termómetro de la película. Si a esta nena le aparecen unos pendejos fantasmales en el cuarto y no se asusta, ¿cómo piensan estos genios coproducidos que el espectador sí se puede asustar? Y no es que la nena actúe mal. Su papel le pide que siga un fantasma entre la selva, ese pésimo guión la obliga a meterse en un montacarga y quedar encerrada, o irse a dormir sola, tranquila, total hace poquitas horas una fantasma le choreó su muñeca y la corrió por un mercado. Nada traumante para una nena todavía sin edad para colegio primario.

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Para entender la trama de esta película hace falta haber visto alguna de las miles filmadas antes. Estos fantasmas, al igual que casi todos los fantasmas de los últimos treinta años del cine, están trabados en este mundo, queriendo vengarse por su injusta muerte. Entonces primero “te asustan” y después te das cuenta de que, aunque son fieros y te aparecen por sorpresa detrás de una puerta parándote los pelitos de la nuca, lo que quieren es manguearles un favor a los protagonistas.

De seguir así la industria del cine de terror, la inclusión de fantasmas de este tipo dejará de catalogarse como cine fantástico. No hay nada sobrenatural en este cliché de un género que sí supo asustar con películas como El exorcista (1973) o Hellraiser (1987), por citar algunas de las buenas. Desde la Oscuridad tiene un argumento que solo podría funcionar adaptado para hacer reír, como una parodia al estilo Scary Movie. Es el mal de un género que de predecible y poco creíble se vuelve una burla de sí mismo.

A esta película se le pueden encontrar varios problemitas. Errores de continuidad, como cuando una de las protagonistas toma con su mano un frasco de píldoras y en el plano siguiente el frasco desaparece. O una innumerable cantidad de reacciones poco creíbles por parte de los tres actores principales.

Para el espectador, el final se concreta con un fundido negro luego de que ocurra lo que se prevee desde el arranque: los fantasmas se redimen y se evaporan hacia el más allá. Pero para el director hacían falta unos minutos más. Con el conflicto ya resuelto, vuelven las imágenes para un segmento onda Caritas o Unicef. Un papelón.

Desde la oscuridad (Out Of The Dark, 2014), de Lluís Quílez, c/Julia Stiles, Scott Speedman, Pixie Davis, 92′.

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