*Las mujeres se juntan. Encuentran una plaza –Sant Jaume, en Barcelona-. Despliegan pancartas, reparten folletos, intentan hacer escuchar un mensaje. Hacerse escuchar en el ruido de una ciudad y en el silencio de la historia. Son Madres de otras plazas, como las de este rincón del planeta. Han perdido a sus hijos. Se los arrebataron y les dieron otra identidad. Les han quitado la vida (a cada familia le han dicho que sus bebés han muerto), pero en verdad los transformaron en lo que no eran: hijos de padres que no lo son, y que solo pueden serlo si se insertan en la rueda del negocio de la compra y venta. Los bebés, los niños, las personas, se convierten en objetos que se roban a unos para venderlos a otros.

*Para escuchar un mensaje hay que detenerse, escuchar y mirar, darle tiempo para que se desarrolle y se asiente. ¿Cuántas personas habrán pasado por esa plaza antes de que lo haga Carolina Escudero? ¿Cuántas se detuvieron, escucharon, miraron, como lo hizo ella? ¿Cuántos que no pudieron reconocer esas historias como propias? Carolina Escudero vio algo más cuando se detuvo ante esas mujeres. Conecta sus historias con la Argentina que dejó atrás, marcada por los niños apropiados durante la última dictadura y de los cuales apenas un veinte por ciento, se estima, han recobrado su identidad. Antes de que ella llegara y se detuviera, la sensación era la de la prédica en el desierto. Un desierto de edificios repleto de personas que no ven, no escuchan, no quieren recordar el pasado.

*La intervención organiza al grupo de mujeres en varios frentes, les otorga un lugar donde reunirse y trabajar, una institucionalidad. Las contiene más allá de la práctica de talleres en las que (auto)exponen sus historias y lo que les genera. Por sobre todo, les da visibilidad. Se organiza una campaña. El lema es simple: “Te estamos buscando” (con sus reminiscencias y cercanías con las campañas de las Abuelas de Plaza de Mayo). La prensa se hace eco, pone el tema de la apropiación y venta de niños en la agenda nacional. Y ya se sabe, los medios en algunos casos empujan a la política. Con el tiempo, se dictan leyes, se establece un marco normativo para que el Estado intervenga, para que se proteja a las víctimas y se ayude a la identificación de quienes han perdido su identidad real.

*En el medio, está el tiempo. Los procesos de reconocimiento y validación social son largos, a veces en demasía. Las que fueron madres envejecen –la historia de las apropiaciones viene desde hace décadas. Los casos que toma el documental arrancan en la década del sesenta, pero exceden al franquismo y se extienden a las primeras décadas del retorno de la democracia española. Todos esos casos revelan operatorias similares, con leves variantes en los detalles –algunos, siniestros, relacionados con el momento en que se “da por muerto” al bebé-. Con el tiempo, la maniobra se sofistica. Pero, de la misma manera, en la búsqueda posterior queda expuesta la impunidad con que se manejaban, la torpeza con la que “cerraban” algunos casos (en especial, el relato de cuando enterraron a un bebé muerto mucho más grande que el que la madre había alcanzado a ver tras el parto), o la desmesura de los registros de supuestos abortos que dejan en evidencia la maniobra. El tiempo actúa no solo sobre las madres. También sobre la negación depositada en las familias de los hijos apropiados (a diferencia de lo que ocurre en Argentina, no parece haber articulación entre la movida de las madres y la búsqueda de quienes fueron niños, por lo que dudan de su identidad), y sobre quienes lucraron y apropiaron. Nadie recuerda. Nadie más que esas madres.

*Cómo decirte que te quiero (Matilde Michanie, 2023), es el registro de un intento de restaurar a partir de la escucha. Una puesta en primer plano de lo que permanece oculto –incluso entre los sonidos de una ciudad-, y de la forma en que las luchas, para que puedan trascender, necesitan ser colectivas para que los estados actúen en defensa de las víctimas. Y es un documental en el que la trascendencia –y en un punto, la urgencia- del tema se antepone a toda otra formulación. Le interesa el testimonio, a riesgo incluso de caer en la limitación de la institucionalización que refleja. Se desentiende de la búsqueda de otras voces, de una investigación que aporte otro tipo de materiales: cree, sostiene, que alcanza con las historias narradas por las madres –y padres, y hermanos- involucrados. Confía en ellos, en la potencia de las historias que narran, pensando que cualquier agregado solo puede distraer del relato principal. El riesgo que corre, al fin, es el de la autolimitación: dejar al documental reducido a algo más pequeño de lo que pudo ser y hasta menos contundente en lo que quiere revelar.

Cómo decirte que te quiero (Argentina, 2023). Dirección: Matilde Michanie. Duración: 63 minutos.

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