We Have a Ghost (o Tenemos un fantasma) es la nueva producción de Netflix. Está dirigida por Christopher Landon, guionista de varias secuelas de Actividad paranormal que sorprendió como director de Happy Death Day y Freaky, películas en las que modernizaba el cine slasher y se enfocaba en humanizar a sus personajes. Pero esto parece ser últimamente un detalle, un dato sobre quien hace posible que esto pueda verse. Lo que importa es que es de Netflix.

El gigante del streaming se convirtió junto a Marvel en el responsable no solo de haber construido un nuevo modelo de público que consume sus producciones y que no cuestiona las decisiones de las películas/series, ya que lo que importa es el contenido, no la calidad. También son los responsables de invisibilizar a los realizadores y de ofrecerle una estructura narrativa ante la cual no pueden rebelarse. Algunos han sabido trabajar bajo este esquema, como James Gunn o Taika Waititi, pero otros, como los hermanos Russo, simplemente filman lo que les piden ya que lo importa es la marca.

En el caso de Netflix hay que sumar la idea de enfocarse en las series (a veces de producción propia, otras como plataforma que las importa) y en películas que podrían verse de manera episódica. También se le puede criticar el hecho de que todas sus producciones se ven exactamente igual. Misma fotografía, mismo uso de iluminación, en definitiva, misma puesta en escena. La excepción podría ser The Irishman (2019, Martin Scorsese) pero tampoco escapa a la lógica episódica impuesta por la plataforma.

La nueva víctima silenciosa de esta lógica es Christopher Landon, y si anteriormente mencionamos sus trabajos más conocidos es porque es allí donde el realizador mejor trabaja la combinación entre el terror y la comedia, especialmente con el slasher. No solo eso, uno de los grandes talentos de Landon es humanizar estereotipos al punto de empatizar con ellos. Es, de los realizadores de los últimos años, el único que ha logrado entender el cine slasher de los 90 post-Scream, modernizándolo a las sensibilidades del presente pero sin que parezca que está metiendo una bajada de línea y sobre todo entendiendo que el cine de género lo hacen los personajes y que una película nos importa si no nos importan los personajes, sobre todo una de terror.

Algo que caracteriza el cine de Landon es su talento para trabajar tensas relaciones entre padres e hijos, como ocurre con la protagonista de Happy Death Day que no quiere ver a su padre, o la protagonista de Freaky que tiene problemas para comunicarse con su madre. Algo de eso hay en Tenemos un fantasma. El protagonista de color no acepta la tradición y cultura que quiere imponerle su padre. En esa tensión se encuentra el cacho de Landon que sobrevivió a la producción de Netflix, que parece sacarles la vida a los realizadores que contrata, que de algún modo parece bajarles una orden del tipo “hacé una película con tus características pero amenizalas”.

Lo que queda es una reversión de Casper (1995) mezclado con Ghostbusters (1984) pero sin la necesidad de mostrar los avances tecnológicos de la primera y sin la comicidad de la segunda. Tenemos un fantasma tiene el problema de caer en el pecado de durar más de dos horas (uno de los principales males del cine de estos tiempos, en donde hay que justificar el visionado en base al tiempo de duración), y para lograr eso Landon se despacha con varias subtramas que, más que sumar, empachan y ralentizan el ritmo.

Tenemos un fantasma no sale de la media de las producciones de Netflix que solo sirven para alimentar su catálogo sin importarle demasiado la calidad. Una película olvidable dentro de la filmografía de un buen director. Una pena.

We Have a Ghost (Estados Unidos, 2023). Guion y dirección: Christopher Landon. Fotografía: Marc Spicer. Música: Bear McCreary. Reparto: David Harbour, Jahi Di’Allo Winston, Anthony Mackie, Jennifer Coolidge, Tig Notaro, Tom Bower, Faith Ford, Steve Coulter, Erica Ash, Niles Fitch. Duración: 126 minutos.

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