Decir que una película es LGBTQ podría indicar por lo menos dos cosas: que la obra audiovisual trata una temática referida al colectivo mencionado, o que los personajes pertenecen a dicho colectivo. Al darse el primero de los casos, que la película aborde una temática de interés LGBTQ, la aclaración parece válida, aunque no termine de definir el género fílmico, que es lo que habitualmente se le anticipa al espectador. Es decir, podría abordar, por ejemplo, la difícil salida del clóset de “Roberto”, con un drama, o una comedia, o si se quiere, por qué no, a pura acción. Pero está bien, sirve la aclaración LGBTQ: el espectador sabe un poco más qué va a mirar. Ahora, si se utiliza para anticipar el segundo de los casos, saber con quién va a coger el personaje, qué preferencias sexuales tiene, resulta retrógrado. Lo que a priori parece un avance termina como una etiqueta parecida a “cuidado, fumar es perjudicial para la salud”, o “contiene escenas de violencia explícita”. ¿Nos avisaron antes que Súperman iba a besar a Luisa Lane? ¿Cambiaría mucho Rambo si después de rescatar a los soldados atrapados en Vietnam jugase a los espadachines con el coronel Trautman?
The Perfection, según Netflix, es una película LGBTQ y de suspenso, pero no, no lo es. La trama va por otro lado, bien lejos de cuestiones relacionadas al colectivo; y el género, aunque con algo de suspenso, está más cerca del thriller o el gore. Y todo esto si no nos ponemos en “putos”, y acusamos al film de caracterizar a las lesbianas de modo despectivo. O sea, retroceder muchos años en el cine para retratar a los integrantes del colectivo LGTBQ con sorna, de manera estereotipada, como enfermos, o concretamente como en el caso de The Perfection, unas perturbadas mujeres asesinas.
Hecha la salvedad sobre el atraso de Netflix revestido de progresismo, The Perfection arranca desconcertando. Los primeros planos de Charlotte (Allison Williams) junto a su madre, postrada en la cama, parecieran anticipar un film de terror. El detalle de la cruz en la cabecera, algunos planos mortuorios insertados con sorpresa y acompañados de sonidos extradiegéticos, asustan y recuerdan al clima de El exorcista. Pero es eso y nada más, el terror arranca en cuenta gotas, y paulatinamente va desapareciendo. Incluso la madre postrada en la cama, muerta, desaparece de la acción, dando el puntapié inicial al derrotero de la protagonista, ahora decidida a transitar su propia historia.
La segunda sensación que experimenta el espectador de The Perfection es que se viene una película de zombis, de aura apocalíptica, con bichos orientales y un registro de bajo presupuesto, como la vieja clase B. Estamos en Shangai, escenario ideal para desarrollar una historia semejante. Y aquí un dato que la película utiliza para desorientar, y que una vez finalizada no se sostiene de ningún modo: un cabo suelto. Charlotte abraza de manera extraña a otros dos personajes, de un modo que solo se justifica para que veamos claramente tres “arañazos” en su antebrazo. Sumado a un extra que aparece como abombado y vomita una flema amarilla fluorencente, y al dato que se desliza sobre una epidemia en una ciudad, el espectador cree saber a dónde se dirige todo. Sin embargo, aunque más adelante aparecen otros elementos característicos, el virus no se desata y el espectador descarta que, pasada una hora de película, haya tiempo para desarrollar un escenario viral.
La película sigue avanzando, y aparece Lizzie (Logan Browning) con la que Charlotte inicia un amorío lésbico, totalmente irrelevante como para definir el género de la película. Sumadas las dos al derrotero de la historia, la película vuelve a amagar con lo del virus, los bichos y el inminente desastre. Pero la trama, más allá de todos los indicios, no termina de encausarse.
Justo al límite de la tolerancia del espectador, se presenta el primer problema para las protagonistas: un indicio para proyectar el destino del desenlace. Convencidos de que estamos frente a una película aletargada de infecciones y virus jodidos, un recurso pedorro nos hace el “ole”. Las imágenes se rebobinan, en ese camino inverso regresamos a un plano detalle de un objeto que Charlotte agarró hace un rato y que por supuesto se nos pasó por alto (porque el director así lo quiso). De esta manera, descartamos por completo el temita viral. ¿Qué estamos viendo, entonces?
A cuchillazo y muñón, lo definimos: gore, slasher, ¿matanzas filmadas con bajo presupuesto? Puede ser, pero recién ahí la película se relaja, define sus propias reglas y empieza a funcionar. Incluso el recurso antes utilizado de rebobinar lo visto cobra fuerza y no parece tan burdo. Pero dos veces bueno parece demasiado: el director, Richard Shepard, lo vuelve a utilizar más adelante y con mal tino. Ahí jode un poco, porque el espectador no trabaja, le mastican todo, y parece más un modo de ayudarlo a poner el ojo en el detalle que la película no supo instalar. O un juego berreta, como “Buscando a Wally”.
Las actuaciones van por un camino serio. Allison Williams ayuda a desorientar, es sólida en su tarea desde lo sensual a lo psicópata. Durante toda la película su personaje encarna el drama, su interpretación evita algunos guiños gestuales cercanos al registro del cine clase B, y que hubiesen tenido lugar, por ejemplo, en las escenas de mutilación. Quizá las poses forzadas para esconder los desnudos sean el único punto flaco de las actuaciones, aunque no se pueda saber si corren por petición propia de las actrices o por idea del director. Con todas las cartas sobre la mesa, la trama se erige sobre la venganza. Y aunque es más lo que se insinúa que lo que se muestra, la película tiene algunos momentos gore, no tan sangrientos o impresionantes, pero si espectaculares. Coquetea con varios subgéneros, sin apoderarse por completo de todas las posibilidades de alguno en particular. Quizá sobre el final, lo grotesco de la última escena, termine por definir en qué bolsa meter esta película entretenida, rebuscada y escurridiza a la hora de criticar.
Calificación: 5/10
The Perfection (Estados Unidos, 2019). Dirección: Richard Shepard. Guion: Richard Shepard, Nicole Snyder, Eric C. Charmelo. Fotografía: Vanja Cernjul. Montaje: Favid Dean. Elenco: Allison Williams, Logan Browning, Alaina Huffman, Steven Weber, Molly Grace. Duración: 90 minutos. Disponible en Netflix.
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La película malísima, la crítica INCREÍBLE!