2012 3 de enero Jueves, dos de la mañana. Después de escribir unas cuatro horas y comerme sesenta mil chupetines desperté a C. a las seis y pico y nos fuimos a la playa con Rosa, para que corriera un poco. Había poca gente, los tres estábamos contentos. La pasé realmente bien. No sé cuánto […]
