Atención: Se revelan detalles de la trama.

little_men-posterLa primera cuestión a tener en cuenta es la traducción del título: sabemos que las traducciones distan de ser literales y, por el contrario, suelen tener un sentido publicitario -de acuerdo a las condiciones culturales y lingüísticas- que depende del gusto, la capacidad y la buena voluntad de quien la tiene a cargo. En este caso, esa intención seductora queda nula pero, más allá de eso, lo grosero aparece en relación a lo semántico, siendo que niega la historia a desarrollarse. Esto es algo externo a la producción de la película pero que la afecta en tanto la descripción brindada por el nombre adaptado no se ajusta a lo que propone el argumento. Lo que se narra en la película que nos llegó como Por siempre amigos, cuyo título original es Little men (“Pequeños hombres”): no es la amistad perpetua sino el pasaje de la niñez a la adolescencia.

La niñez se implica ya desde los créditos iniciales que se muestran rítmicamente dinamizados por colores danzantes al son de un leitmotiv agorero de la aventura: es la aventura del pasaje de una etapa psicofisiológica a otra. El protagonista, Jake Jardine, es introducido coloreando un dibujo, en una actitud que lo representa aniñado en sus 13 años. Se muestra desconectado del ambiente que lo rodea, incluso incómodo, sometido en ese entorno. El sometimiento es propinado por compañeros, por maestros déspotas en actitudes que recuerdan al profesor de The Wall (Alan Parker; 1982), y por padres opresores que machacan disciplina en pos de un futuro loable. La referencia a la película de Parker no es en vano en tanto la opresión viene desde el sistema social que trabaja a través de la familia y la escuela como modeladores de conducta. Es en esa situación, y apropósito de la muerte de su abuelo, que Jake conoce a Tony Calvelli, quien funciona a modo de negativo del primero no sólo porque las relaciones sociales de éste son más copiosas, sino porque se mueve con más libertad, seguridad, jamás mostrándose incómodo. Tony, a diferencia de Jake, es delineado, con actitudes adultas (trabajar ayudando en la tienda, defender a su amigo, proteger a su madre, buscar novia…). Es él quien oficia de compañero y guía para que el protagonista pase a su siguiente etapa, y merme su condición taciturna.

little-men-photo-4A los nuevos amigos se los muestra inseparables, porque su amistad funciona también como refugio y vía de escape del mundo que los enfrenta a los adultos: es la forma en que llegan a librarse de esas ataduras. Pero el transcurso de los días los acerca y empareja a eso que quieren oponerse: el mundo adulto. Parte de la adolescencia consiste en el enfrentamiento a los padres que, en este caso, se hace de manera no violenta, en forma de huelga. Negar la comunicación es romper el lazo que une a ambos universos; de esta forma, o se está de un lado o se está del otro, y el pasaje anteriormente mencionado se hace inevitable.

Esta diferencia entre los personajes se da no sólo entre padres permisivos y padres opresores, sino que los modelos de familia son diferentes: mientras la del protagonista presenta un modelo convencional, la incomunicación y el desentendimiento son imperantes; del otro lado, una familia que no se adapta a ese modelo del status quo (padres casados pero que no viven juntos, padre de viaje, madre rodeada de amistades masculinas…), se muestra casi simbiótica a pesar de las vicisitudes.

paugarcia3La cuita comienza a raíz de una muerte cuyo significado adherido no es más que el desconsuelo económico. Las lágrimas se dan entre las sombras, quizá para ocultar el pecado de su brevedad. A partir de ahí comienza el verdadero conflicto: el de la herencia. Sí, las relaciones sociales, ya terriblemente mercantilizadas, hacen que los lazos entre las personas se establezcan en relación a necesidades mercantiles. De esta forma, las relaciones sociales se transforman en relaciones económicas. El conflicto entre familias es un conflicto de intereses: los padres de Jake quieren quitarle a la madre de Tony el negocio que el muerto le había alquilado a un costo fuera del mercado a raíz de su amistad, para ponerlo en alquiler a un precio “razonable” (la razón poco entiende de sentimientos y de amistad; la razón iluminista, madre de la modernidad).

Es por eso que lo que cada una de las familias pone en juego es un modelo histórico: Tony y su madre, Leonor, se muestran encallados en medio de Brooklyn, barrio que se ha preservado de los cambios guardándose pintoresco. Asimismo, ella prefiere las fotografías impresas a las digitales y constantemente refiere a valores humanos que el padre de Jake, Brian, parece desconocer. Ella encarna la bohemia, representamen del siglo XIX preocupado por la espiritualidad y las angustias de la carne contra la modernidad aferrada al capital: los valores humanos contra los económicos.

080516-f-littlemenkk2-50pDe esta forma se inscribe la referencia que la película hace a La gaviota, de Chéjov, obra que Brian representa. También el escritor ruso solía presentar pequeños conflictos de la vida cotidiana como forma de crítica de la realidad social rusa marcada por el fracaso espiritual de los personajes en un contexto que se desintegraba. En La gaviota, el amor se resigna en detrimento de la fama y la fortuna, siendo estos valores personificados por Nina; mientras que Treplev, el escritor romántico, evidencia un enamoramiento honesto y desinteresado. La actualización de ese afán de reflejo social no es ya la caída de la aristocracia como clase social, sino el deterioro del orden social de la burguesía.

Los nenes son quienes luchan contra ese mercantilismo de las relaciones sociales, pero finalmente terminan accediendo, porque han dado un paso hacia la adultez, y esta se manifiesta en la resignación de aquellos viejos valores por los del nuevo paradigma, aceptar lo que no se puede cambiar, o simplemente seguir adelante. Cómo logran los personajes eso a nivel interno no queda explícito, y ahí también aparece otra referencia a Chéjov, quien suele omitir elementos importantes en sus obras; la elipsis genera así desconcierto y abre las dudas para no cerrar el sentido de lo que se está viendo, sin clausurar el relato, sino poniéndolo en una nebulosa que lo mantiene vivo.

Por siempre amigos (Little men, EE.UU; 2016), de Ira Sachs, c/ Greg Kinnear, Jennifer Ehle, Paulina García, ‘85.

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