La escritura es democrática. Cualquier persona alfabetizada puede ejercerla. Cualquiera puede escribir, desde un tuit hasta un tratado de física. Somos muchos los que escribimos cuentos, novelas, o esos textos más o menos breves con pretensión de ensayo que llamamos crítica. A escribir se aprende, desde las primeras letras hasta las carreras de escritura creativa.
Desde ya nadie garantiza el resultado. Se puede poner todo el esfuerzo y la pasión y ser un mal cuentista, un novelista opaco o un ensayista aburrido. La poesía en cambio es un don. El poeta es dueño de una música interna, de un ritmo que mueve sus palabras, las enlaza y armoniza. El escritor de ficciones puede, hasta un punto, hacerse. El poeta nace tal y luego aprende la técnica para llegar al límite que su talento le permita.

Tarruella era un poeta. Antes y después que cualquier otra cosa. La poesía fue su primer interés, enseguida llegaría la pintura. Comenzó en la adolescencia, ganó premios y menciones. A los 20 años la revista mexicana “El corno emplumado”, una publicación que reunía a los mejores poetas de las nuevas generaciones latinoamericanas, dirigida por el poeta mexicano Sergio Mondragón y su entonces esposa, la norteamericana Margaret Randall, famosa figura contracultural de los EEUU, publicó alguno de sus poemas, que compartieron espacio con Octavio Paz, Homero Aridjis, Ernesto Cardenal y Allen Ginsberg. La poesía beatnik en castellano, el temprano sueño de Tarruella realizado. Sin embargo, no volvió a publicar allí ni en otro lado; continuó escribiendo en silencio y soledad toda su vida. La poesía es la clave de su escritura singular, la que da el tono y el ritmo a toda su escritura. Es la ventaja del poeta sobre el esforzado prosista: el poeta hace música, el prosista encuentra sonidos.

Los poemas que aquí publicamos son algunos de los pocos que pudimos rescatar; de su propia mano, de su mujer Ana María, ya fallecida. Hay por ahí otros dispersos, los tienen amigos y lectores ocasionales. Sería bueno convocarlos para intentar una edición. A los que aquí publicamos, fotocopias antiguas e incompletas, le faltan en algunos casos versos, preferimos que se lean así, incompletos, parciales. Como todo lo que dejó Rodrigo Tarruella. Eduardo Rojas.

Aclaración: los poemas 2, 3, 4 y 5, pertenecientes a la serie «Irse», son los que aparecen incompletos en los papeles de Tarruella. Los puntos suspensivos al final de cada uno de ellos señalan la posible continuidad del verso y la ausencia de la última línea. Por otro lado, la sustitución de la palabra «uno» o «una» por el número «1», así como el uso de la «X» para reemplazar la palabra «por», son frecuentes en estos escritos y, lejos de pensar en corregirlos, en HLC creímos que respetar esas variaciones en la transcripción era la mejor forma de dar a conocer el estilo del poeta.

Irse

1

Irse

dejar

dejar de ser

dejar de estar

partir del todo

de 1 buena vez

no molestar jamás

a los demás

no interferirlos

ni interferir

ni ser interferido

ni ser herido

ni herir

dejar

morir

alejarse x el camino

o x por el mar

o ese río

en cualquier día

o una noche lluviosa

con truenos

o una noche lluviosa

de leve gotear

o una noche de rocío

o una noche de verano

irse

una mañana

un amanecer como aquellos

en que era todo futuro, el mañana

la esperanza

un amanecer entre gorriones

un día de otoño

una tarde de primavera dudosa

una dudosa noche de calor

Jueves 27/10/83

2

Dejar el mar / sus orillas

sin arribar a él

sin sentir la espuma

las mareas

la resaca

los pinos

las madreselvas

en las noches de verano

en las enredaderas de la pared

dejar el barrio

dejar la gran Ciudad

las obligaciones

los horarios

los domingos

los viejos álbumes de familia

las fotos del pasado

las cartas del pasado

los dibujos del pasado

propios o ajenos

los poemas olvidados

las lápidas

los velorios

los entierros

a pleno sol

las luces de algún puerto

las luces

los viajes en tren

los viajes en micro

las playas de otros países

los viñedos de la infancia…

3

el viento

el viento

bailando

llevándose todo

dejando lugar para los que

seguirán

Silbidos en la noche

como almas con asma

o ardores del tabaco

como fantasmas que se desvanecen

en rocío y vértigo

sin nada poder asir agarrar

sin oraciones siquiera

como un ganado fantasmal / nocturno

dirigiéndose silencioso en ½ de la noche

a beber o a pastar

a una región distante, ignota,

llena de neblina.

desbarrancada aurora que grita

entre gemidos animales

de pájaros inquietos

arañas tejedoras

ratas

engaños de seres queridos

destartalada aurora

lejana infancia

el mar está lejano, como si no fuera

la costa está cubierta de escoria

todos los merenderos y hoteles

todos los bares y puestos de la…

4

separados juntos

solos acompañados

alegres tristes

X única vez

X único paso

irse

con el viento de 1 noche

agitando los árboles de 1 calle

hojas cubriendo los patios

las veredas

Polen

asfalto iluminado x la lluvia

Calma en los atardeceres

en las noches tibias y cerradas

en los amaneceres abiertos

en el insomnio

en el sueño

en el que uno se interna

se refugia

Para dejar de ser

e irse a ser disuelto

x por el viento generoso del tiempo

entre una suave música tierna

el silencio

las cenizas

el barro

la consumación

otra vez de nuevo el viento

llevándose todas nuestras vidas

todos nuestros amores y ardores

todos nuestros dolores y esfuerzos…

5

dejando las navidades

los años nuevos

dejando las Pascuas

y los cumpleaños tan lejanos

y las vacaciones tan atrás

esa familia entera

esas familias enteras

esos bailes

esas fiestas

esas adolescencias

esos casamientos

esos nacimientos

dejando

esas rupturas

esas muertes

esas fogatas de San Juan

dejando

esos cactus

esos cardos

esos claveles y rosas

esos jazmines

esos rostros amados

esas miradas amadas

esas lágrimas

esas risas

esos besos

esas llanuras

esos bosques tupidos

esos insondables

irse

partir

dejar el miedo

la vida mordida…

A Cecilia Todd

Cecilia trajo un gato

llamado gato que

gruñía crecía

con la noche

con la lluvia

con los aplausos

gigantescos como

la mano de la luna

o la gitana ladrona dormida

llamaban a Cecilia los ladrones

cuarenta con sus cuchillos

tercos ladrando

como otarios cansados

tras la lluvia o noche de

la ciudad escondida

en un barril

los tacos se tiraban en el piso

la ciudad quería irse con el gato

huir lejos

frecuentar otras playas

y el Ávila de Reverón

Cecilia trajo un leve gesto

de Ávila verde

con el quinto y la persiana verde

y la persona del vacío gesto aplaudió

desmoronándose por Corrientes

y Cecilia dejó el gato y el cuchillo

y se fue abriendo las valijas pequeñas

abruptamente como ella bajó esa noche

27/11/84

El gusano óptico

Marcado a fuego

llegaba / se iba

entre olas / olas de la mar

entre alas / alas

algas

Olgas / nalgas

aves al partir

naves al partir

en el dejar ser o sido

en el dejar sido o será

o quizás fue o fui

o en el caso de que

o dejémoslo pasar

en tanto el fui se diluye

realimenta

la pleamar

plegada como un pájaro

sus alas

empollaba

su cría

o quizás

moría creyendo crecer / basta

basta ya dijo el verdugo

destiló y tiró una racha

mala de muertes

x justicia

destiñose todo

FIN DE CICLO FIN DE CIELO

FIN DE CIENO FIN DE SIGLO

El fundido encadenado

Tu psiquis de al revés

ciudad amarga

te encuentra tendida

o responsable

comercios

McCartney en la disquería

empanadas de La americana

se arreglan relojes

se lamen los perros

pizzas y mamíferos

carniceros de la veda

vegetarianos del Marconi

absurdas elecciones

un cartel azul dice:

nada sin Perón

acaso no matan a los cobayos

China loves Usa

mi corazón pertenece a papito

bandaranaike no quiere guevaristas

el jazz te inscribe

pero yo me desafilio fácilmente

difícil mente para desarmar

ya no sirve

arruinaste la sopa

el paraguas te aguarda

no la piragua

el mazo más apergaminado

Estimulante

Averigua los antecedentes

y mátalos a todos

uno al frente

pasarte por las horcas

pasearte por las estancias

las costas

las entrañas verdaderas

los postes de telégrafo

la grafía simple

y dejar de estornudar

Una racha mala de muertes

Una racha mala de muertes

en las cachas del revólver

en cancha rayada

en la rayadura sin cancha

o en cancha fangosa

o en Concha Loca

ese paraje donde

los indios flaqueaban

con una racha mala de muertes

de odios de oídos |de oídos tuertos

en las cachas del revólver | una mala radio

o un revuelto orden | una mala frecuencia*

en el caos oidor

o parido de adiós

en la serpiente desordenada

en el Odín atrapado

sucio, en un supermercado

entre huesos de vaca rancia

chanchas reacias

el tremendo olor a Trementina

olor a pólvora

olor a lluvia lejana o cercana

o porvenir

olor a polillas

a madreselvas

a perillas de las puertas

a roscas

olor a polen y a póker

trucos en la noche

en el caos oidor

parido de adiós

*Las tres líneas que aparecen anotadas en paralelo al poema, separadas por una barra vertical, figuran en la página encontrada como variantes posibles de los versos originales.

En la misma hoja donde aparece Una racha mala de muertes, sobre el margen superior izquierdo, Tarruella dibuja unos cuadraditos y anota en mayúsculas lo siguiente:

EN EL JARDÍN DE LOS VERDUGOS

SIN FÓSFOROS

LOS PIOJOS

LAS MANOS AGUSANADAS

LOS OJOS LLENOS DE

PIOJOS

EL RUIDO DE LOS

ZUECOS DE LOS ENANOS

Y LA MALINCHE CON SUS FANTASMAS

En la misma hoja, pero ahora en el margen inferior izquierdo y dentro de un círculo, Tarruella escribe, también en mayúsculas:

“PACHORRA”

DÍAS DE OCIO PARA

UNA LADRONA EN LA

PATAGONIA MÁS CRUEL

Breve autorretrato

Nací el 14 de agosto del 42 –el año de Pearl Harbour y de la muerte de Arlt- en el Hospital Británico de Buenos Aires. Mis signos son leo y caballo/fuego. Viví mis primeros 27 años en Caballito, frente al Parque Rivadavia. Hijo del poeta & profesor de Literatura Alfredo Tarruella & de la pintora & profesora de dibujo María Estrella Gutiérrez. Mi abuelo materno –Fermín- fue comerciante en uvas, juez & cónsul de España en Cuba & Ecuador, nombrado por el rey Alfonso XIII. Mi abuelo, demás está decir, jamás pisó Cuba & Ecuador, y dejó Almería (Andalucía) sólo para probar suerte, con toda su familia, en el “país del futuro” del Sur de América, la utopía argentina, comenzada a frustrarse a partir del condenado 30.

Mi tío Fermín –another poet- hizo todo un “carrerón” en literatura Argie (pista liberal) y es bastante conocido. Su mejor libro, probablemente, fuera Nocturno, un dolorido “Kaddish” a la muerte de su padre (mi abuelo Fermín, el del emporio de la uva). Entre mis primos, María del Mar Estrella (posta), Fermín Estrella (uno de los arquitectos más notables de su generación; generación desaparecida por la dictadura) y Alejandro Tarruella, periodista en Humor, especialista en música folk sudaca (y, para variar, poeta), con quien siempre me confunden, como a mi tío Pancho con tío Fermín o a Groucho Marx no recuerdo con cuál de los hermanos. Como se ve, la peste poético-literaria-artística no perdonó, como el título de aquella película del negro Ferreyra. Hasta mi primo –el arquitecto- no satisfecho del todo con el hormigón armado y “la gloriosa jotapé” descerrajó un volumen de poemas en México. Como se revé, difícil eludir esta maldición familiar de la escritura.

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