El primer largometraje de la dupla Gabriel Cid (guion y dirección) y Enrique Fraquelli (guion y montaje), aborda la fantasía y la épica a través de un grupo de niñes y adolescentes que han sido llamados a salvar el mundo de las nefastas garras del malvado mago Saturán. Hasta acá la historia, en apretadísima síntesis, pero lo que realmente es épico es el proceso colectivo de producción que culminó con el estreno de esta película en el cine Gaumont, donde se proyecta en dos funciones, desde el 19 hasta el 25 de enero de este año.

La película se filmó en cuatro semanas, en febrero de 2022, costó apenas $6.500 -una suma impensada para una realización audiovisual-, y fue posible gracias “a los recursos humanos que se sumaron en todas las áreas -técnicas y actorales- sin percibir un peso, y al apoyo del Municipio de Merlo, que nos facilitó todas las locaciones y el catering para nuestras pequeñas estrellas”, nos cuenta Fraquelli.

¿Cómo nace la idea de filmar un largometraje?

Gabriel Cid: Desde los inicios del Polo Audiovisual de Merlo, a principios de 2018, se intentó unir a todos los talleres en un proyecto en común. El primer año ese intento fracasó y desde entonces cada taller realizaba sus propios proyectos. Fue hasta que Enrique (Fraquelli) y yo tomamos el desafío de realizar esta película cuando finalmente pudimos unir a los diferentes talleres, ya que tuvimos libertad a la hora de elegir al equipo técnico que nos acompañaría: un guion escrito por alumnos del taller de Guion; Lucas Pérez en dirección de arte; Ana Fernández en vestuario; “Quique” Fraquelli en sonido, iluminación y montaje; Walter Homar en etalonaje; Vanina Lorenzo en asistencia de dirección; Nicolás Cáceres Fazzolari en primer asistente de dirección y asistente de actores; Daiana Romero, Romina Contreras y Ana Fernández en maquillaje; Daniel González, Hugo Armoa, Romina Contreras y Yamel Romero como productores; Franco Ojeda en Vfx y yo mismo en cámara y dirección.

La idea de integrar los espacios del Polo en un largometraje suena bastante ambiciosa, ¿cómo se llega a esta decisión?

Enrique Fraquelli: Si, es algo ambiciosa la idea, pero era una asignatura pendiente en el Polo Audiovisual de Merlo. Desde su creación, hace casi 5 años, siempre se buscó que los alumnos que se capacitan en los diversos talleres gratuitos que allí se dictan se integren para realizar contenidos en común.

Vale aclarar que El Gran Saturán no fue nuestra primera experiencia al respecto, ya que durante 2021 grabamos los episodios de la serie El Parque: relatos desaforados -que se puede ver en la plataforma www.mirar.net.ar-, en la que participaron alumnos de varios talleres. De allí que, ante las pruebas favorables, nos desafiamos a realizar un largometraje.

GC: Es un proyecto muy ambicioso, pero estábamos muy seguros del equipo con el que contábamos, la mayoría de ellos en su primera experiencia en largometraje, pero el Polo Audiovisual se trata precisamente de eso, de darle las herramientas teóricas y prácticas a sus alumnos.

La decisión de que sea un largometraje y no un cortometraje se debe a que el taller de Iniciación a la actuación cuenta con muchos alumnos y hacer un cortometraje no nos permitiría mostrar a todos los chicos. Así nace la propuesta de realizar un largometraje con la mayor cantidad de chicos protagonistas y que se le pueda dar participación a todos los estudiantes.

¿El guion se pensó en función de las posibilidades de los talleres y los espacios (maquillaje y efectos especiales, por ejemplo) o primero vino la historia y después la búsqueda de recursos?

GC: Cuando estábamos en pleno rodaje de la película Los Bastardos (largometraje dirigido por Pablo Yotich en la que se cuenta en ficción la historia de la llegada a la intendencia de Menéndez), Yamel Romero, profesora del taller inicial de actuación del Polo Audiovisual de Merlo, me comentó que tenía que hacer algún proyecto con los “peques” pero que la película le estaba demandando mucho tiempo y terminaba agotada como para pensar algo. Por suerte, yo había estado pensando en una historia infantil al estilo Los Goonies y “El Club de los perdedores” de la película It. Pero eran proyectos muy ambiciosos, imposibles de llevar adelante sin presupuesto, así que decidí modificar la historia y adaptarla a nuestras posibilidades.

Primero conocí a los chicos para saber con qué reparto contaba, luego tuve en cuenta las locaciones que usaron en su anterior película Family On (una producción del taller de actuación del Polo), para pensar la puesta con lugares que ya se habían usado y tenerlos asegurados. Después pensé en cuál sería la mejor forma de “enganchar” tanto al público como al mismo elenco, ya que mi versión original era más oscura y no dirigida al público infantil. Posteriormente hicimos un casting en el Polo Audiovisual de Merlo para elegir al reparto y de allí nacieron muchas ideas nuevas para agregar a la historia.

En resumen, nos dijeron que teníamos estos recursos y en base a lo que se tenía se armó la historia. Yo creo que si hubiéramos contado con presupuesto los chicos habrían pedido deseos más elevados de los que aparecen en la película, pero contamos con la suerte de que al ser película infantil y al ser ellos chicos nos tomamos algunas licencias y buscamos que al menos sean creíbles los deseos que pedían.

EF: Desde el génesis de la historia pensamos, con Gaby, cómo hacer cada plano, cada efecto, como conseguir cada locación y que cada personaje se pueda destacar en un momento determinado de la película. Todo lo pensamos ya al momento de escribir el guion. No dejamos nada librado al azar.

Varios meses antes del rodaje realizamos una jornada de casting en el Polo Audiovisual de Merlo, donde se presentaron más de 300 peques y 50 adultos para los diversos personajes del film y allí fuimos tomando cosas de las personalidades reales de los aspirantes que nos convencían con sus actuaciones para redondear las características de los personajes que interpretarían.

Siempre escuchamos que es bastante complejo trabajar con niñes en producciones audiovisuales y ustedes lo hacen en su ópera prima, ¿Cómo fue la experiencia de trabajar con elles?

GC: Desde la creación del guion fuimos conscientes de que hacer esta película sería un desafío muy complejo, sabíamos que los chicos no soportarían jornadas de ocho horas, ni el calor de febrero, también que no contábamos con presupuesto como para tenerlos todo el día sin almuerzo, ni usar locaciones muy alejadas. Nos propusimos que la prioridad iba a ser su bienestar y por eso planeamos jornadas de cuatro horas y utilizamos locaciones que quedan solo en Merlo y que les quede cerca a todos.

Muchos de los chicos no tenían más de un mes de asistir al Taller de Iniciación a la Actuación y ya estaban participando de un largometraje con toda la responsabilidad que eso implica, con el riesgo de que un día se levanten y digan que ya no querían participar de la película. Pero por suerte no fue así. Cada jornada era una aventura para ellos, se relacionaron desde el primer día y al día de hoy hay un vínculo fuerte entre ellos.

Por suerte yo aún tengo mi niño interior intacto y era uno más de ellos, entre escena y escena jugamos mucho, nos reíamos de los errores, les enseñamos que no se abrumen si alguna escena no les salía, que así es el cine, que incluso los mejores actores y actrices del mundo se equivocan y hacen sus escenas muchas veces hasta que salga. Los felicitamos constantemente por cada escena terminada. El equipo técnico estaba siempre atento a los chicos. La regla era tratarlos como profesionales y escucharlos, estar siempre alertas a cualquier necesidad, manejarnos a los tiempos que ellos propongan, que no nos corran los tiempos. Al ser ocho chicos protagonistas corríamos el riesgo de que uno de ellos no quisiera continuar con la jornada y eso significaba detener todo el rodaje. Había que ser muy cuidadoso. Los padres nos confiaron lo más preciado que tienen y teníamos que estar a la altura teniendo en cuenta los escasos recursos.

La verdad, se portaron excelente. Cumplieron con las indicaciones que se les daba y proponían mucho para que las escenas salieran más fluidas. Unos genios con los que volvería a trabajar sin dudarlo.

¿Cómo fue el rodaje, teniendo en cuenta que se realizó en 4 semanas?

GC: La verdad, una experiencia inolvidable y maravillosa para todos los que fuimos parte. Nos propusimos rodar todo el mes de febrero, algo complicado sabiendo que muchos se podrían ir de vacaciones y que en marzo comenzaban las clases, pero del plan de rodaje solo se cambió un día porque necesitábamos un micro y solo estaba disponible un sábado, cuando la idea era rodar de lunes a viernes, jornadas de 4 horas. Misteriosamente, ese día que suspendimos el rodaje fue el único día que llovió.

Para la realización de este proyecto contamos con escasos recursos. Cero presupuesto (los pocos gastos que tuvimos fueron la impresión en 3D de los diferentes tipos de medallones, la impresión del cuento y algunos detalles de vestuario a cargo de Ana Fernández); un solo lente para la cámara y una sola luz en muchas ocasiones. La verdad, es todo muy artesanal y posible gracias a la colaboración de todos: a la Municipalidad de Merlo que nos brindó las locaciones que pedimos y nos donó  la merienda de los chicos; al Polo Audiovisual de Merlo; a los papás de los chicos, que siempre estuvieron atentos a nuestras necesidades, cumpliendo los horarios de rodaje, alentando a sus hijos a ser parte del proyecto y a personas que fuimos conociendo en el camino, como Walter Homar, que lo llamamos para hacer el papel del Profe de la colonia y terminó formando parte del equipo técnico.

Las jornadas transcurrieron de forma amena, divirtiéndonos mucho, incluso terminando antes de la hora establecida por el plan de rodaje, improvisando mucho en el camino, agregando escenas o inventando personajes al descubrir el potencial de muchos chicos y que potenciaron las subtramas de la historia, como el caso de Morena Acuña, que interpretó a “Cata”, la novia celosa del interés romántico de Rita.

Algunas anécdotas.

GC: Ufff… Anécdotas tengo miles. Difícil de contarlas todas, pero puedo contar algunas: entre escena y escena hacíamos “el desafío ácido”, que consistía en hacer una ronda y les daba alguna golosina ácida que probé el día anterior para ver quién era el primero en hacer caras.

Cuando conocí a Isaías Taboada (Axel) y vi sus rulos inmediatamente lo comparé con Maradona, así nació su personaje, pero cuando la historia estaba escrita y el elenco elegido, descubro que Isaías jamás había jugado a la pelota, lo que complicó la escena donde se representa el gol contra los ingleses en el Mundial ´86. Fue muy divertido verlo intentar gambetear o incluso parar la pelota (que se puede ver en los créditos finales).

A la hora de escribir el guion, yo no estuve delante del teclado, sino que llamé a Vanina Lorenzo y la senté con un cuaderno. Mientras yo actuaba e imaginaba cada escena, ella tomaba nota y posteriormente “Quique” Fraquelli lo pasó a la máquina, donde ultimamos detalles y “arrugamos” un poco los diálogos.

En las escenas donde Saturán hace su aparición en el escenario precisamos de por lo menos treinta chicos, pero el día de rodaje solo estuvieron los protagonistas con aproximadamente diez chicos más, lo que complicó hacer tomas más abiertas. Para que diera la ilusión de ser muchos chicos le cambiamos el peinado y el vestuario a esos mismos diez chicos y salimos a la calle a buscar chicos que pasaban por el lugar y que quisieran participar.

EF: Una de muchas: Durante el casting que te mencionaba se presentó un chico que nos generó tal empatía y demostró el talento como para que, aunque no podía llevar adelante el rol protagónico por cuestiones físicas, se ganó el que creáramos un personaje para él. Su casting nos hizo modificar el guion para incluirlo, ¡y es uno de los personajes que más gracia causan en los espectadores!

Para terminar, ¿cómo fue la experiencia del estreno en el cine Gaumont?

EF: Soñado. Todavía no caigo en cuenta de que ese proyecto artesanal que rodamos en febrero de 2022 y que con mucho amor creamos en Merlo, con un presupuesto ínfimo, se proyecta en una sala de primer nivel como es el querido Gaumont.

Es un sueño hecho realidad, pero no solo un sueño personal sino un sueño colectivo, que es más hermoso aún por ese mismo motivo, por ser colectivo, que llegó como la cosecha de una siembra grupal de todos los que formamos parte, de una u otra forma, del Polo Audiovisual de Merlo.

Ver los rostros de los pequeños protagonistas y sus familias… el llanto de emoción al verse en una pantalla enorme, no tiene precio.

Sumado a la buena respuesta del público. Obviamente no contamos con presupuesto para llevar adelante una campaña de promoción como las grandes productoras y aún así en cada función hay un nutrido grupo de espectadores, y las críticas recibidas son favorables.

GC: Solo se puede definir como “un sueño cumplido”. Ver la sonrisa, la emoción, la ansiedad de los chicos al verse en pantalla grande es impagable. Algunos lloraron durante la proyección, salieron de la sala y la gente los rodeaba, los felicitaba, les sacaban fotos, los entrevistaban.

Yo me sentí completo cuando venían a abrazarme, a agradecerme por una noche mágica que espero que haya marcado su infancia y sé que no se lo van a olvidar jamás.

Es un orgullo poder decir hoy que fui parte de la primera película de Merlo en llegar al cine y de haber estado acompañado por mis compañeros y el increíble elenco que tuve la suerte de tener. La recepción del público fue excelente. Estaba más atento a la reacción del público en la proyección: se reían con los chistes, se sorprendían de las escenas, el aplauso del final.

Una noche única que quedará marcada para siempre y que solo significa el comienzo de un camino que con entusiasmo estoy recorriendo, muy agradecido con todos los que formaron parte de este proyecto y con ganas de que se vuelva a repetir tantas veces como sea posible. Amo el cine, contar historias y tengo creatividad ilimitada para esto.

El Gran Saturán (Argentina, 2022). Dirección: Gabriel Cid. Guion: Gabriel Cid, Enrique Fraquelli. Fotografía: Enrique Fraquelli. Montaje: Enrique Fraquelli. Elenco: Fernando Bal, Agustina Ríos, Santino Ríos, Uma Bustamante, Lucas Pérez, Abril Baños, Jazmín Baños, Ramiro Cardozo, Benicio Penna, Isaías Taborda. Duración: 85 minutos

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