En la pedagogía contemporánea está vigente un concepto creado hacia 1931 por el psicólogo ruso Lev Vygotski, denominado zona de desarrollo próximo, que estudia la distancia entre el nivel de desarrollo efectivo que un estudiante puede desplegar por sí mismo (es decir, solo) y el nivel de desarrollo potencial dado en aquel conocimiento al que el alumno podría arribar con la ayuda de un adulto o un compañero más capacitado. Posiblemente mi visión de Grandes Héroes se construya (o deconstruya) desde una premisa similar: tuve la oportunidad de compartir la película con un ejército de pequeños entre cinco y seis años y de alguna forma siento que, sin la pretenciosidad de una estética de la recepción, ellos colaboraron para que me acercara a su gusto o reparara en elementos a priori poco atractivos para mí.
La película comienza con una especie de “club de la pelea infantil” por las reminiscencias de Gigantes de Acero (Real Steal, 2001) en el que los chicos -adiestrados en Ben 10, los neo-transformers, Bionicles y más productos robóticos– se muestran desde el inicio gratamente emocionados por los choques metálicos y los vaivenes de las luchas de robots.
El protagonista de la historia es Hiro Hamada, un pre-adolescente superdotado que con sólo catorce años es aceptado en la Universidad, para el departamento de investigaciones científicas. Allí conoce a Baymax, el adorable robot enfermero inflable de su hermano, que se convertirá en su compañero de peripecias.
Los chicos saltan de sus asientos frente a los chistes y ocurrencias de este tierno trozo de metal. En oposición, la cantidad de personajes secundarios aburridos que aparecen resulta redundante. Si bien sabemos que esta película constituye una adaptación del comic de Marvel Big Hero 6 centrada en un grupo de adolescentes con poderes especiales, la presencia de todos ellos no aporta nada significativo, ni siquiera en las escenas de acción en las que los niños se desviven por ver las proezas de Baymax conducido por Hiro.
Los planos y los movimientos del villano, en cambio, merecen un párrafo aparte ya que logra asustar a los más pequeños y lograr cierto misterio en la resolución de la trama.
Otra cuestión radica en los tiempos –mal establecidos- insumidos por el despliegue de la historia. La introducción es caprichosamente larga y hace que los chicos se pierdan parte del argumento. Por otro lado, los altibajos y cambios psíquicos introspectivos en el protagonista también constituyen un desacierto que altera negativamente el ritmo de la aventura.
El entretenimiento es netamente visual y, si se toma en cuenta otros estrenos infantiles como Las aventuras de Peabody y Sherman, La gran aventura Lego o Cómo entrenar a tu dragón 2, claramente Grandes Héroes no les hace sombra en ningún sentido.
La tradición narrativa de Disney –que frecuentemente recoge Walt Disney Animation Studios– acoge a la muerte como disparador de la aventura y esta no es la excepción. Todo el entramado argumental gira alrededor de la pérdida familiar, tragedia analizada desde diferentes ópticas, incluso el del villano. La imposibilidad de duelo lleva a adultos y a niños a situaciones variadas, movidas a veces por el altruismo y otras tantas por un voraz apetito de destrucción.
La reparación psicológica del héroe no sólo tiene que ver con la restauración del equilibrio externo y la consagración de las fuerzas del bien, sino también con la posibilidad de asumir esa instancia traumática. En ese sentido, Baymax se asemeja a un Licenciado Rolón cibernético que aconseja, acompaña y prescribe un tratamiento al paciente Hiro. Más aún, él mismo se coloca como una especie de objeto transicional de la pérdida al asumir la posición simbólica de hermano mayor.
En una película sin padres y con una orfandad que no muestra sanción alguna frente a la irresponsabilidad de los adultos, el robot se vuelve la ortopedia necesaria que le permite al joven reconciliarse con el mundo.
P.D.: La película realiza un homenaje al pasar (pero homenaje al fin) a nuestro eterno Mazinger Z. Tan solo recuerden:
Grandes Héroes (Big Hero 6, Estados Unidos/2014), de Don Hall y Chris Williams. y guión de Robert L. Baird, Daniel Gerson, Jordan Roberts, basado en el comic de Duncan Rouleau y Steven T. Seagle, 102′. (Previamente se exhibe el corto Festín).
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Llevé a mis hijos el otro día y me pasó algo muy parecido. La pelicula dura dos horas y es demasiado para los chicos. Le pregunte a uno de ellos de que se trataba bien la historia porque no me acordaba bien y me contesto cualquier cosa lo que me muestra que en realidad se trata mas de disfrutar el robot que de otra cosa.