Por Hernán Gómez.


Aquí pueden leer la segunda, y la tercera y última parte.

Diablo es una película con nervio. Tiene el pulso de la vida en un escalón social en el que reina la anarquía. La vida golpea duro al Inca del Sinaí, todo le cuesta un Perú. El pugilato tiene sinsabores, y sus máximos campeones no dejan de perder por knockoutcontra el destino. “¡Bonavena, Monzón y Accavallo, estamos todos!”, dice el oficial Fridman cuando llega a la cueva, oliendo sangre fresca. ‘Huguito’ y ‘Café con leche’ son gente que vive mal, pero rápido. El cine de Loreti está plagado de lo mejor y lo peor del cine Clase B, pero todo eso lo fortalece. Es cine argentino hasta las muelas: Perón, Evita, Chaca, Riff, V8 y la puta madre que los parió. Su documental La H muestra a las claras qué rol cumplía Hermética y el heavy metal en los miserables noventa. La sonoridad como punta de lanza, para no entregarse a lo que la gilada llama ‘civilización’. Sobre esto hablamos con el director en una larga entrevista. Aquí va la primera entrega de tres.

Ya se escribió bastante acerca de Diablo. ¿Cómo nace el proyecto a nivel financiero?

Con Nicolás Galvagno escribimos una película para filmarla nosotros con diez lucas. Buscamos productores, pero a nadie le intereso demasiado, y tampoco conocíamos a mucha gente. Cuando venís de cero, nadie te da pelota. En ese momento vimos que algunos amigos ganaron el concurso para óperas primas y la presentamos. Hasta ese momento pensamos que entrar al INCAA era imposible, pero la verdad es que la presentamos y ganamos.
Finalmente ¿cómo fueron los números del estreno comercial?

Para una película independiente, está muy bien. Teníamos seis copias en fílmico, y en algunos cines la pasamos en blue-ray. Además,  la fecha de estreno era difícil. Igualmente, él numero cierra. En un principio se armó mucha batahola, como que la película daba para un estreno enorme, pero ningún distribuidor la agarraba. Entonces movimos las copias por distintos lugares, salía de una sala y la mandábamos a otra, y la movida rindió. Por ejemplo, en el Abasto se estrenó en la segunda semana con una copia que trajimos de Rosario. En un momento Cinemark nos pidió una copia y no teníamos ninguna disponible y hacer una nueva cuesta mil dólares. Con todas esas idas y vueltas, estuvo dos meses en cartel. Ahora la estamos pasando en el ciclo No solo en cines, que está buenísimo y la gente se re copa. Son funciones a las que van entre 30 y 50 personas. En general son centros culturales, pero 50 tipos en una función está muy bien, y la verdad es que la película gusta y eso esta bárbaro. También nos paso que no hicimos tratos con algunos distribuidores por falta de experiencia. Todos los distribuidores quieren ser tu agente de ventas, porque básicamente no creen que la película funcione en el mercado interno, entonces cuentan con las ventas afuera, como para hacerse un billete. Acá, dan por hecho que morís. De hecho las películas argentinas que se estrenaron con nosotros murieron violentamente. Una mujer sucede (Pablo Bucca) se estrenó con 18 copias al mismo tiempo que la nuestra, y fue una masacre.


¿Qué hace falta para que no pase eso?
El instituto permite que se estrenen 6 películas juntas, en eso está en un lugar medio gris, donde no termina de cuidar las producciones. No creo que deliberadamente piensen ‘muéranse todos’, pero muchas no tienen chances. Por eso esta muy bueno lo que hace Emiliano Romero,  el director de Topos, de No solo en cines. Sirve para que la películas sigan teniendo vida. El otro día la pasamos un Ituzaingó, a un lugar que de otra manera no llegaría nunca. Hoy en día a la gente le cuesta viajar para ver una película, pero al instituto no se le ocurre hacer algo así. Estamos intentando que apoyen esta movida, porque no es una movida anti INCAA, haría mucho bien en general. No creo que le cueste mucho al instituto y se podrían mostrar muchas más películas. Quizás tendría que haber otra política de apoyo al cine nacional, un poco mas firme en algunos proyectos. De hecho el INCAA te da interés especial, simple y demás. El problema es que te sueltan un poco la mano. Una vez que la película está hecha, arregláte, si te hacés rico, felicidades, y si no, alpiste. Eso es peligroso y muy complejo. Entiendo que con todo lo que tiene que hacer Mazure, no se va a poner  a ver qué pasa con las películas chicas. Hay muchas diferencias entre las posibilidades de los tanques de Patagonik, Burman, Trapero y las películas de los demás. Ellos obviamente no tienen responsabilidad, pero habría que buscar la forma de que las posibilidades sean más parejas, y ojo que no me quejo, porque a mi película le fue bien, pero en el 2012 se estrenaron 137 películas, teóricamente, y ¿quién las vio, dónde se proyectaron?

Los personajes de Diablo pertenecen a cierta fauna de los 80. En aquella época había mucho lunpenaje medio anarco pululando por Bs. As., que no buscaba guita, sino adrenalina.

Yo durante los 90 conocí gente más grande que yo que tenía ese perfil que decís. Al momento de la escritura no influyó directamente, pero si inconscientemente. Con Nico no nos dijimos ‘escribamos sobre esta gente’, pero se fue dando. Aun hoy veo gente como esa y me pregunto de qué vive. Aranosky, que salió del Parakultural, y Boris, que también andaba por ahí, conocieron mucha gente así.

Hay una dinámica muy interesante entre los personajes en las escenas compartidas. ¿Ensayaron mucho, poco o nada?

Ensayamos mucho, leímos todo el guión y lo rescribimos para que sea más real, y fue muy divertido, nos cagamos de risa. Ensayamos un par de escenas en la casa de Boris, con unas marcaciones bastante precisas. La idea era tratar de descubrir cómo se moverían. Con Ziembrowski está todo ensayado, algunos diálogos quedaron iguales y otros mutaron. El ensayo ayudó muchísimo a que el rodaje funcionara muy bien.



¿La puesta también estuvo planeada?
Improvisé todo, salvo las escenas de acción que estaban por story boards, aunque muchas veces terminaron teniendo más planos de los planificados. Muchos los pensaba en el momento y los filmaba.  Tenía anotado varios puntos, como que tal cosa se hacía en primer plano. A veces la falta de tiempo nos obligaba a hacer todo en un sólo plano. Otras veces tenía más tiempo y agarrábamos el steady y hacíamos todo lindo y movido. El tiempo te iba delimitando, y tu plan podía variar de 6 planos a 3. Lo bueno es que todos pegaron mucha onda entre si. Boris y Ziembrowski ya eran amigos, se conocen mucho, y Juan es un tipo muy copado y comprometido con lo que hace. Todo ayuda a que  funcione mejor. Los actores la pasan muy bien con ese tipo de personajes, incluso te lo agradecen. Boris es un actor de la reconcha de la lora y todo el mundo lo sabe, pero a veces le dan papeles como el de Juan y Eva, en la que está sentado al lado de Perón y tiene dos líneas. Yo siempre lo gastaba con eso.

La música me llamó mucho la atención, ya que suenan varios géneros. Hay heavy metalde última generación en las escenas de acción, Jazz en la golpiza con hielo a Café con Leche. La melodía del silbido cambia el tono, lo vuelve más liviano, y me recuerda a las comedietas italianas de los 60 y 70.

Los desconocidos de siempre (I soliti ignoti, Mario Monicelli, 1958) me parece lo más, me gusta esa idea de totales perdedores, que no ganan nunca. La música la hizo toda Mauro García Barbe. No hay canciones distintas, todo fue compuesto en base a ideas predeterminadas, aunque después, probando, podían cambiar totalmente. La escena de los golpes a Aranosky tenía una canción muy densa, pero la cargaba de mucha mala onda, parecía Garage Olimpo y no encajaba. De alguna manera había que bajar esa escena, hacerla graciosa, y ahí cayó un rayo y pintó el jazz. En un momento había pensado en música tipo Trent Reznor, pero no pegaba ni a palos. Empezamos a ver por dónde ir y nos dimos cuenta que la película es muy ecléctica. Es una película de acción y también una comedia. Entonces notamos que la música no podía ir hacia un solo lado, que todo iba estar al servicio de la escena a musicalizar, según el color que quisiéramos darle, y apareció el jazz, alguna música más orquestada, heavy metal, un coro celestial cuando entra Kato, de todo un poco. Trabajamos mucho para obtener los resultados. No hubo canciones por SADAIC. Con una película como Diablo, estás en el horno con los derechos. Hice la experiencia con el documental de Hermética. No podíamos poner todos los temas que queríamos porque te gastás doscientas lucas de una.

Aquí pueden leer la segunda parte.

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