before_midnight_international_poster_1Primeras impresiones apenas vista. Lo que en un comienzo me resultaba interesante, y que no residía tanto en lo verbal (o en la verborragia propia de la trilogía), a partir de la segunda escena ‘conversada’ empezó a embolarme. Reconozco que algunas líneas me hicieron reír, pero lo entiendo más como un efecto que como un mérito. Antes de la medianoche está básicamente conformada por cinco bloques de charlas que revisan las anteriores como una forma de señalar que el ideal romántico muta con los años (rasgo celebradísimo, como si se hubiera descubierto la pólvora), y cómo la llegada de la rutina y la convivencia aniquila ese imaginario novelero. En este caso Jesse (Ethan Hawke) y Celine (Julie Delpy) se encuentran nuevamente de viaje, ya no por separado, sino juntos, vacacionando en Grecia junto a sus dos hijas. La película, sin embargo, empieza con la despedida entre el protagonista masculino y su hijo preadolescente en un aeropuerto. El amor de pareja es ahora desplazado por otro mucho más fuerte. Inmediatamente después, un plano secuencia nos invita a viajar en auto junto a la pareja mientras conversan de temas varios. En un momento se hace mención a las ruinas griegas, como una representación tácita de los restos de algo que alguna vez fue pleno.

Con esta trilogía, Linklater examina el amor y el cine romántico, dándole a cada película uno de los finales típicos del género. Antes del amanecer termina con un final abierto que sublima el idilio debido a una forzosa separación, aunque la promesa de un reencuentro vislumbraba una continuación inevitable. El tiempo se presentaba como un enemigo que condicionaba la relación.Antes del atardecer volvía a instalarnos en un tiempo reducido que parecía atentar contra la posibilidad de una vínculo estable entre los protagonistas, pero el final, sorpresivamente, nos dejaba con la tranquilidad de que Jesse y Celine ya no iban a separarse, esbozando el perfecto final feliz, ese que eterniza el instante sublime del amor finalmente conquistado. En este caso, ambos deciden apropiarse de ese tiempo que otrora se precipitaba sobre ellos.

Antes de la medianochenos muestra a los protagonistas con una familia conformada y atravesando una crisis que incluye pequeños pases de factura y reclamos varios, vale decir, todo eso que viene después de los finales felices de las comedias románticas. El tiempo vuelve a presentarse como adversario, pero no por su fugacidad sino por su estatismo. Sin embargo, el final nuevamente perfila una prosperidad que, a mi parecer, resulta condescendiente antes que realista. Pese a este nuevo intento de final feliz, no puede obviarse la permanencia de una situación problemática que no hallará solución de fondo en una noche romántica sino, como mucho, un paliativo físico efímero. Si hubieran terminado para el culo, quiero decir separados, me hubiera convencido, pero cerrarla con un panorama pseudo positivo me sonó a un desesperado intento por remontar lo irremontable con el fin de complacer a la audiencia idealista.

628a53e88353357184_i7m6ibxj1Luego de varios días y después de volver a mirar las dos primeras partes. ¡Qué desesperante es tener que escribir sobre la nada misma! Acerca de películas que no nos atraviesan, esas que ni fu ni fa. Hace ya varios años vi las dos primeras partes de la trilogía de Linklater y no necesité ni quise volver a verlas. De aquel tiempo a esta parte el recuerdo que me había quedado de ellas era el de un díptico simpático, pero olvidable, del que no permanecieron detalles trascendentales en mí. Sapo de otro pozo, insensible, pragmática… no sé si esto me define de alguna manera en particular, pero lo cierto es que nunca logré identificarme o establecer conexión alguna con sus personajes ni con sus historias. Cuando supe del inminente estreno de Antes de la medianoche, un halo de esperanza surgió repentinamente, no sé cómo ni desde dónde. Tal vez esperaba encontrar en esta pareja ya establecida y, por lo tanto, desencantada, la propia experiencia de vida en materia amorosa, un horizonte de proximidad, un reflejo, pero nada cambió. Acá estoy, una vez más y nueve años después, boyando en el océano de la nulidad.

La experiencia que tuve con la película, como espectadora y ya no tanto como crítica, me provoca una inapetencia analítica de la que ni siquiera surge un ánimo sarcástico, aun cuando pueda llevar adelante una lectura compleja y completa de los elementos que componen la trilogía. La inconmovible contemplación de Antes de la medianoche me llevó a revisar las primeras dos películas en una desesperada búsqueda de ‘algo’ que pudiera ayudarme a encender la pasión que veía florecer entre quienes me rodeaban tanto ayer como hoy. Fue peor. Mi enojo se fue transformando paulatinamente en la confirmación desconsolada de que nunca jamás va a interesarme lo que pase y vaya a pasar entre Jesse y Celine. Curiosa y para nada antojadizamente Antes del atardecer empieza con Jesse presentando su primer libro (This Time) en una librería parisina. Como cierre del evento realiza entre los asistentes una suerte de examen para ver si son románticos o cínicos. Está más que claro en qué mitad hubiera caído yo.

Antes de la medianoche (Before Midnight, EUA, 2013), de Richard Linklater, c/Julie Delpy, Ethan Hawke, Seamus Davey-Fitzpatrick, Ariane Labed, 109′.

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